Impresoras 3D: el daño que provocan a tu salud y no lo sabes

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Las impresoras 3D han sido uno de los hallazgos tecnológicos más apasionantes de los últimos años. Lo que promete, y de hecho consigue, esta técnica es prescindir de los procesos industriales que se suelen seguir para fabricar todo tipo de objetos. Es decir, que la generalización de su uso podría abaratar enormemente la producción de utensilios, agilizarla y hacerla más accesible a lugares donde antes no lo eran tanto. Sin embargo, como todo en esta vida, estas impresoras 3D también tienen una contrapartida que sería preciso valorar seriamente antes de ponerse a utilizarlas sin ton ni son. 

Hace ya unos años desde que estas máquinas empezaron a popularizarse y a tener un precio asumible para el ciudadano de a pie. Lo que al principio eran unos aparatos mastodónticos que debían tenerse en una nave industrial, cada vez son más pequeños y asequibles. Uno puedo incluso tener una impresora 3D en su despacho o en el garage de su casa. Pero cuidado, porque unas investigaciones recientes alertan de que podrían tener un efecto tóxico sobre nuestra salud. Estos son los motivos.

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Los niños, especialmente vulnerables

Qué es un sociograma

En el estudio en cuestión, los investigadores establecieron que esas partículas emitidas por la máquina podrían causar daños serios a las células pulmonares. En un detallado informe, los científicos reprodujeron una simulación modelo que descubrió que los niños de  edades en torno a los 9 años son especialmente vulnerables a los químicos emitidos por las impresoras 3D en funcionamiento. Así lo explicaba el doctor Peter Byrleu, miembro de la Agencia de Protección Medioambiental y uno de los autores del informe:

“En general, la gente no es consciente de que está expuesta a las emisiones de las impresoras 3D. Y ese es precisamente uno de los beneficios sociales que puede reportar este estudio, el de advertir de los peligros que puede conllevar el uso de estas tecnologías, a la que los niños parecen ser especialmente susceptibles”. Y es que las partículas emitidas se depositan en el tracto respiratorio y a la larga pueden acabar generando enfermedades.