La opinión sobre el aborto de María Pombo y otras polémicas de las influencers

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A los influencers no les pagan por hablar ni por opinar, aunque a veces a ellos les apetezca hacerlo. No es ningún secreto que estos muchachos no son precisamente unos prodigios intelectuales, por lo que no es extrañar que metan la pata con cierta frecuencia. O, simplemente, que sus palabras sean polémicas o mal interpretadas o poco afortunadas en un momento dado. Por supuesto que cada uno debe poder decir lo que le venga en gana, pero teniendo cientos de miles, o incluso millones de seguidores, las repercusiones no se hacen esperar. Es el caso, por ejemplo, de la madrileña María Pombo.

Los influencers son un espécimen social relativamente reciente. Cierto que antes existían los modelos y otras figuras del mundillo rosa, pero no se trata exactamente de lo mismo. Esos personajes del mundo predigital dependían de un tercero para poder expresarse: una revista del corazón, un programa de televisión o lo que fuera. Ahora los influencers, por así decirlo, tienen línea directa con su público y no hay nadie que haga de intermediador entre sus palabras y el mundo. Y a veces, claro, la cosa sale mal. Estos son algunos de los casos.

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Marta Pombo no apaga la cámara

influencer

Algo tienen los Pombo que se les da genial esto de ser influencers, pero también meter la pata. Marta Pombo es la hermana pequeña de María Pombo y, grabando una de sus stories promocionales, olvidó apagar la cámara y metió la pata hasta el fondo. La joven influencer estaba contando las mil y una maravillas de unas tortitas de arroz saludables. En sus stories explicaba cómo se cocinaban y se las recomendaba a sus miles de followers por lo sanas que eran y lo ricas que estaban. 

Pero a Marta se le olvidó apagar la cámara y siguió grabando stories, y fue ahí cuando el pastel quedó al descubierto. En ellas se dejaba oír su opinión real sobre las tortitas de arroz. Decía que no le gustaban nada y que “sabían a dieta”. Entre sus seguidores, unos se sintieron traicionados y otros se lo tomaron a risa. A quien seguro que no le hizo ninguna gracia fue al departamento de publicidad de la marca de las tortitas.