Las fotos más espectaculares (y aterradoras) de la Tierra desde el espacio

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Es el sueño de cualquier ser humano desde los orígenes de la conciencia. ¿Quién no ha soñado alguna vez con poder ver el planeta Tierra desde el espacio? Esa gigantesca bola azul y verde en la que vivimos, desde las alturas de la galaxia, tiene que ser un espectáculo realmente imponente y bellísimo. Durante miles y miles de años la posibilidad de hacerlo no existía, y solo quedaban los sueños, la imaginación y las especulaciones. En el siglo pasado fue posible mandar a seres humanos y a máquinas al espacio, pero solo unos pocos privilegiados, que se cuentan con los dedos de la mano, pudieron disfrutar de estas vistas.

Aquí en la Tierra los seres humanos de a pie hemos tenido que conformarnos con vídeos y fotografías que nos envían los satélites. Imágenes estremecedoras, de una belleza que seguramente nada tenga que ver con la que se pueda experimentar estando de verdad allí arriba. Ahora parece que, en no mucho tiempo, podrá ser posible y factible la existencia de algo así como un “turismo espacial”. El magnate Elon Musk, por ejemplo, director de Tesla, está trabajando en un proyecto en esa dirección. Claro que es de esperar que solo los millonarios podrán permitirse este viaje, y a los demás nos va a tocar seguir conformándonos con las fotografías.

 

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Earth Rise

tierra

Esta foto, tomada por la NASA, tal vez sea la más significativa y la que tuvo un mayor impacto en su día. El autor de la imagen fue el astronauta Bill Anders que, allá por el año 1968, hace más de medio siglo, estaba a bordo de la nave Apolo 8. No se trata propiamente de la primera fotografía del planeta Tierra, pues esta data de los años de la Segunda Guerra Mundial.

No obstante, sí que es la primera fotografía del planeta Tierra desde un satélite natural, y la primera en la que se aprecia todo el globo terrestre en color. Esta fotografía cambió de forma radical la forma en la que los seres humanos pensábamos que era la forma de la Tierra. “Es una de las fotografías más influyentes que se hayan tomado”, escribió la revista Life. El astronauta Anders tomó esta fotografía con una Hasselblad 500 EL equipada con una lente de 250 mm y una película Kodak Ektachrome de 70 mm.