Así serán las aulas anti-covid de futuro

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Aunque nos sea difícil preveer y adivinar la forma que tendrá el futuro, no hay lugar a duda de que el trauma colectivo de la pandemia del covid-19 va a hacer cambiar muchas cosas. Así ha sido ya de hecho, pero de momento no han pasado más que unos pocos meses. Será en los meses por venir, en los años incluso, cuando vayan instaurándose una serie de modificaciones en nuestra vida social, económica, cultural y en nuestras costumbres. Y muchas cosas cambiarán sin que apenas nos demos cuenta ni seamos casi capaces de recordar cómo era todo antes. 

El ámbito educativo, por ejemplo, será uno de los que deba reconvertirse y reinventarse para evitar o al menos reducir los riesgos de contagio. Las clases ni son igual que eran hace ni, probablemente, dentro de un año serán como son hoy. La ciencia y la tecnología ya se han puesto a estrujarse los sesos para diseñar las clases y los colegios del futuro antipandémico. Hay decenas de variables y factores a tener en cuenta, y ya se han hecho públicas algunas propuestas más que interesantes para repensar la organización y las medidas de seguridad en el aula.

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Sin distancia social

aulas

El principal inventor de este sistema de purificación es Antonio Marcilla, profesor de la Universidad de Alicante. Según Marcilla, este sistema de tubos asegura que a todos los usuarios del mismo les llegue de forma simultánea aire limpio y no contaminado, mientras que todo el aire que expulsan se desinfecta casi de inmediato. “Ambas corrientes de aire están perfectamente separadas en todo momento, por lo que no hay peligro de que se mezclen”, explican. 

Una consecuencia de la implantación de este sistema en espacios cerrados sería la erradicación de la distancia social. Si todo el mundo llevase puesta su mascarilla conectada a este sistema de aire no habría problema en que dos alumnos estuviesen sentados codo con codo en una misma mesa. Cada cual tendría su aportación de aire limpio, por lo que tampoco habría que mantener las ventanas abiertas durante toda la jornada escolar. También el aforo de los espacios cerrados podría volver a niveles normales y no habría que mantenerlo al 50 o 75% como hasta ahora.