Y tú tirándolas… Por qué deberías comerte la piel de las patatas

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Lo hacemos casi sin pensar, como un acto reflejo del que no podemos ni sabemos explicarnos los motivos. Porque así lo hemos visto desde la infancia o porque pensamos que es de sentido común. El caso es que, la inmensa mayoría de las personas, pelan siempre las patatas. Ya sea para cocerlas, freírlas, hacerlas al horno o de cualquier otra manera. Siempre quitamos la piel de las patatas, y si nos atenemos a motivos de salud no deberíamos hacerlo.

Hay evidencias más que contundentes que nos recomiendan lo contrario. Nutricionistas y médicos han estudiado en profundidad las propiedades y beneficios de las pieles de las patatas, y la conclusión es unánime. Además de ahorrarte tiempo y trabajo pelando las patatas, que siempre es una lata, obtendrás nutrientes y te aprovecharás de sus múltiples beneficios.

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Controlan y reducen el estrés

Y qué importante es esto en el ajetreo infernal que se ha convertido la vida moderna. Como ya hemos dicho, la piel de la patata contiene vitaminas del tipo B, y específicamente tiene altas dosis de vitamina B6. Esta sustancia tiene un papel muy importante a la hora de reparar los tejidos celulares.

Comer de forma frecuente y continuada alimentos que contengan vitamina B6 ha demostrado ser clave para evitar el deterioro de los tejidos celulares y la aparición de neurotransmisores que generan el estrés. Y ello se debe principalmente a que la vitamina B6 estimula la producción de serotonina y dopamina, dos neurotransmisores que regulan nuestro estado de ánimo.