Al final lo importante es ganar dinero y hacer negocio. Da igual que sea vendiendo chorizos, software o coches. Las empresas son empresas de algo, venden un producto o servicio determinado que sus empleados fabrican o llevan a cabo. Pero hay ocasiones en las que a los responsables de marketing o a los directivos de la empresa se les ocurre vender u ofrecer algo que nada tiene que ver con el producto en el que están especializados. Como si en la frutería de la esquina empezasen a vender ordenadores.
Son casos extraños y ciertamente poco comunes. Chispazos poco comprensibles de creatividad o locura que dejan a los consumidores descolocados. Pero, realmente, los que se dedican al marketing o a la publicidad saben lo que hacen. Si una empresa tiene marca y prestigio, cualquier cosa que venda se va a comprar. Sean chorizos o coches.
1El tequila de Tesla
Tenemos un ejemplo muy claro de esto que ha tenido lugar esta misma semana. Tesla es la empresa del ambicioso magnate Elon Musk. Es conocida sobre todo por sus coches autónomos, capaces de funcionar sin un conductor a bordo. Pero Musk aspira a mucho más, e incluso está desarrollando un chip que se instala en el cerebro y será capaz de guardar y gestionar nuestros recuerdos.
Ahora la empresa se ha sacado de la manga un producto que nada tiene que ver con el sector tecnológico ni con los coches ni nada. Se trata, ni más ni menos, que de una botella de tequila. El tequila Tesla viene en una botella con forma de rayo y su precio asciende hasta los 250 dólares por unidad. En pocas horas volaron todas las existencias de este producto tan exclusivo.
No es la primera vez que Tesla recurre una estrategia de este tipo. Y siempre con los productos más inimaginables, que nada tienen que ver con el espíritu y el objetivo de la empresa. Tesla ha vendido lanzallamas, tablas de surf e incluso, hace pocos meses, lanzó una línea de pantalones cortos para hacer ejercicio. Elon Musk no se detiene ante nada.