¿Quién puede resistirse a unas croquetas caseras? ¿Eres de croquetas de jamón, de pollo, de bacalao no de cocido? Hay infinidad de rellenos que le puedes poner a tus croquetas.
Te atraemos la receta para que tus croquetas de pollo o jamón estén sabrosas y te hablamos de la historia de este gran descubrimiento culinario, que, contra todo pronóstico, no surgió en España
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Historia de una croqueta
¿Sabías que las croquetas no llegaron a España hasta finales del siglo XIX? Así es, no pudimos conocer este maravilloso manjar hasta esa época, a pesar de que estaban muy cerca, en el país vecino, Francia. Fue en el país galo donde un aristócrata que se encargaba de la cocina para el rey Luis XIV de nombre Louis, de apellido curioso, Bechamel, parece ser que descubrió esa maravillosa salsa.
De su apellido nació la salsa bechamel y no fue hasta muchos años después cuando apareció en nuestro país la croqueta. Muchas personas han creído siempre que las croquetas eran el típico plato español que hacía nuestra abuela, pero no, no es typical spanish.
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Cómo se elaboran las croquetas
Hacer unas croquetas que superen a las de la casa de la abuela puede parecer complicado y la verdad, no vamos a negarlo, lo es. Pero si le pones empeño, seguro que acabas haciendo una competición con ella para ver cuáles están más ricas.
Hay que decir que llevan mucho tiempo, ya que no solo hay que freírlas sino que lleva una elaboración previa que requiere de muchas, pero que muchas ganas de comer croquetas…
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Los ingredientes
Lo más importante para elaborar unas ricas croquetas es disponer de todos los ingredientes. Necesitarás harina de trigo, mantequilla, sal (opcional), leche entera (se puede utilizar semi desnatada pero no van a saber igual), aceite de oliva, cebolla, pan rallado, huevos, aceite de girasol para freírlas y lo más importante en esta ocasión: jamón o pollo ¡o las dos cosas!
Ya sabes que puedes hacerlas de lo que más te guste. De hecho, cuando ya seas todo un profesional de las croquetas, podrás hacerlas de lo que quieras.
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¡A la faena!
Pon a calentar en una olla, a fuego lento, un litro de leche y añade jamón o pollo (o las dos cosas si las quieras hacer mixtas). En esta ocasión no pongas las virutas de jamón o los taquitos sino que pon un trozo de jamón o de pollo. Esto le va a dar un gusto especial. Vigila la leche para que no hierva.
Ahora tienes que picar la cebolla de manera que quede muy finita. Hay muchas personas a las que no les gusta notar la cebolla en la croqueta. ¡Vamos a hacerlo por ellas! Coge una sartén y añade aceite de oliva (una cucharada sopera), cebolla, un poco de mantequilla y los taquitos de jamón. A fuego lento dora la cebolla hasta que quede casi caramelizada. Ve buscando un recipiente para poner la harina tamizada (100 gramos), ya que este tipo de harina queda muy esponjosa.
Pon unos 90 gramos de mantequilla y remueve hasta que se disuelva. Ahora pon la harina que teníamos reservada y la leche (asegurarnos que siga caliente), poco a poco, sin dejar de remover para evitar que salgan los temidos grumos. Ya solo tienes que poner el jamón o el pollo troceado y remover. Este paso dura aproximadamente 20 minutos.
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Con las manos en la masa…
Una vez tenemos esa masa consistente, cogemos un recipiente grande, ovalado o rectangular y lo untamos con mantequilla, ya que esto evitará que se nos pegue. Una cosa que se puede hacer en este momento es, con un cuchillo, marcar las porciones. Tapamos con film transparente y dejamos reposar. Cuando ya se haya enfriado, conservamos en el frigorífico.
Aquí llega un problema muy habitual en cada casa donde se hacen croquetas. ¿Aguantaré sin meter “las manos en la masa”? Es que es una auténtica tentación. Esa masa tan estupenda muchas veces se ve asaltada. Es muy típico el coger una cuchara y ¡ñam! Luego no resultará extraño si a la hora de preparar las “figuras” de croquetas, apenas queda masa…
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¡A freír croquetas!
Antes de comenzar con el momento crucial en la elaboración de las croquetas, junto a la creación de la masa, coge tres recipientes donde pondrás, harina, huevo batido y pan rallado. Recuerda, en cada bol un ingrediente.
Coge un poco de aceite y ponlo en tus manos para que no se te vaya pegando la masa y acabes con un pringue de escándalo. Coge la masa y ve dando forma a tu croqueta. Esto va al gusto, porque hay a quien le gusta comer una croqueta pequeña y a quien le gustan que sean XL. Pasa la croqueta por la harina, luego por el huevo y, finalmente por el pan rallado.
Si vas a utilizar la sartén pon abundante aceite (puedes usar el de girasol). Si usas la freidora ponla a temperatura entre 150º y 180º. Pásalas por la freidora un par de minutos hasta que estén doradas.
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Un aperitivo para todos los públicos
Las croquetas gustan a todo el mundo. Pueden tomarse como aperitivo o como segundo plato. Todo depende del consumidor y de los comensales. Son tan buenas que gustan a niños y mayores y una vez que comienzas a comerlas, ¡no puedes parar!
En la actualidad hay una gran variedad de recetas que te pueden ayudar a variar y saber con qué platos para acompañar te van a quedar mejor. Así que ya sabes, prepara los ingredientes y ponte manos a la obra a cocinar las deliciosas croquetas. ¡Riquísimas!
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