Así ha acabado Jaime Bores, el ‘azafato’ de Isabel Gemio en ‘Lo que necesitas es amor’

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Jaime Bores fue toda una estrella de la televisión en los 90, pero debido a su actitud, terminó por cavar su tumba. El Brad Pitt español sufrió los estragos de la fama, un problema que sufren muchos famosos, aunque su final no fue el que habría deseado cuando empezó su triunfo en la pantalla pequeña junto a Isabel Gemio.

Ganó mucho dinero, tenía un gran reconocimiento, la audiencia lo adoraba, pero la fama se le subió a la cabeza, y poco a poco fue en decadencia, hasta que a día de hoy, las dudas acerca de su vida son muchas. A continuación repasamos su paso por televisión y el final de una carrera que prometía un gran futuro.

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La llegada al éxito que cavó su tumba

Tras pasar cinco años como Hombre del Tiempo en Madrid Directo, Jaime Bores recibió la que fue su gran oportunidad, la cual le catapultó directo a lo más alto. Lo que podría haber sido una carrera prometedora para el resto de sus días, aunque fuera en diferentes programas, terminó por convertirse en una pesadilla de la que no puede olvidarse.

Bores recibe la propuesta de Televisión Española para trabajar en un programa propio, Digan lo que Digan. Este fue un polémico espacio, pues gran parte de su contenido llegó a ser debatido en varias ocasiones en el Congreso. En este formato planteaban un tema íntimo, sobre todo sexual, y un grupo de ciudadanas desconocidas hablaban a cámara sobre sus experiencias en base a ello. Esto por supuesto desató las críticas de la prensa, de la oposición e incluso del PSOE, el cual era muy crítico con la mayoría de los programas de Televisión española. Y es que entre los años 1996 y 2004 esta cadena estuvo controlada por el PP por ser el partido que estaba en el Gobierno.

Aunque puede que toda esta polémica también le fuera de ayuda a Jaime Bores, logró una gran repercusión y superó en audiencia al programa rival de Telecinco, Ana. Bores ganó mucho dinero por entonces, su éxito le llevó a ganar un TP de Oro, pero llegaron los problemas. Se le subió la fama a la cabeza, y sin ser director, comenzó a asumir labores que no le tocaban. Estas se relacionaban con el dinero, las dietas, los horarios de empleados y demás. Por entonces olvidó que solo era el presentador, y ganó muchos enemigos por ello.