Greenpeace pide más espacio en las calles para peatones, ciclistas y autobuses

Espacio suficiente para caminar manteniendo la distancia de seguridad, mejorar los servicios de metro y autobús, y poder moverse en bicicleta de forma segura y accesible son, para Greenpeace, las claves que los ayuntamientos deben tener en cuenta para poder garantizar la movilidad cuando comience el fin del confinamiento obligado para frenar el Covid-19.

Para ello, Greenpeace indicó este lunes que es necesario modificar el diseño de las calles y una planificación urbana basada en las necesidades de todas las personas y no sólo de las que se mueven en coche.

De esta forma, en la desescalada del coronavirus se garantizaría un espacio público seguro y suficiente para evitar un repunte de contagios y frenar los atascos y la contaminación derivados del incremento en el uso del automóvil cuando se recupere la actividad.

Esta ONG se suma así a técnicos, expertos, colectivos sociales y a ciudadanos que solicitan cambios en el espacio urbano de España, siguiendo la estela de otras ciudades en todo el mundo que apuestan por soluciones de urbanismo táctico. En especial, destacan las medidas relativas a ampliar de manera provisional la superficie peatonal para garantizar el espacio entre las personas transeúntes, ya sea peatonalizando calles completas o extendiendo las aceras con vallas sobre la calzada.

También destacan las soluciones para animar a usar la bicicleta en trayectos urbanos, implantando carriles bici ‘rápidos’ en las grandes avenidas, empleando para ello parte del espacio antes dedicado a los coches. Para Greenpeace, esta medida debe hacerse extensiva al transporte público, que se verá muy afectado por la pérdida de ingresos y las restricciones de aforo.

TREN, METRO Y AUTOBÚS

La organización ecologista destaca el papel del tren, metro y autobús como servicios esenciales durante la pandemia. El autobús, por su mayor flexibilidad, puede aumentar su velocidad comercial si se prioriza su acceso a las ciudades mediante carriles exclusivos. La mejora del servicio evitaría los trenes y buses llenos, permitiendo a la población desplazarse a sus trabajos o rutinas de manera segura manteniendo la distancia física.

En España, el Ayuntamiento de Barcelona ha sido el primero en anunciar que acometerá estas medidas actuando sobre 32 kilómetros de sus principales calles, como la Diagonal o Gran Vía.

«Este conjunto de medidas se pueden implantar de manera rápida y a coste muy reducido, ya que se emplean vallas, señales y pintura sin necesidad de obras de construcción. Estos planes pueden complementarse con medidas de gestión, como, por ejemplo, modificando la programación de los semáforos para evitar la acumulación de grupos numerosos de peatones esperando para cruzar», afirmó Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace.

Fernández apuntó que «apostar por el automóvil particular para defenderse del virus es un error». «Incluso en un futuro donde se reduzca la movilidad en su conjunto, bastaría que un 10% de los viajeros del transporte público se cambiasen al coche para colapsar totalmente una ciudad», sentenció.

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