La Declaración de la Paz fue una iniciativa de Iglesias y el presidente argentino Alberto Fernández

La Declaración de La Paz que firmaron la semana pasada en Bolivia varios líderes de izquierda europea y latinoamericana fue una iniciativa del presidente argentino, Alberto Fernández, y del vicepresidente segundo del Gobierno español, Pablo Iglesias, y posteriormente el resto de firmantes se fueron sumando y aportando cambios.

Así lo ha explicado a Europa Press Andrés Arauz, candidato ‘correísta’ a la Presidencia de Ecuador y uno de los firmantes de la Declaración, que subraya que la principal amanenaza a la democracia y a la paz social en el siglo XXI es el «golpismo de la ultraderecha».

Arauz no ha querido entrar en la polémica que la iniciativa ha generado en España, debida a que Iglesias la firmó durante un viaje en el que su misión era acompañar al Rey a la toma de posesión del presidente boliviano, Luis Arce.

«Todos los ciudadanos tenemos derecho a la libre expresión y a la libre asociación», ha replicado Arauz, que cree, además, que en el actual «mundo globalizado» existe una «obligación» de coordinarse «desde una perspectiva del internacionalismo».

La declaración la firmó también el boliviano Luis Arce y los expresidentes Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Alexis Tsipras (Grecia) y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Además de acompañar al Rey, Iglesias mantuvo, en su viaje a La Paz, reuniones con Arauz, con Alberto Fernández y con la candidata peruana Verónica Mendoza. Arauz ha asegurado que no habló con Iglesias de ningún tipo de cooperación o apoyo con vistas a las presidenciales ecuatorianas del próximo febrero.

Eso sí, ha explicado que ambos partidos tienen relación y que, por ejemplo, el círculo de Podemos en Ecuador está organizando un foro sobre la deuda externa que considera interesante, igual que lo es intercambiar conocimientos sobre otros asuntos.

La principal preocupación de Arauz en su conversación con Iglesias era abordar la situación de los cientos de miles de ecuatorianos que viven en España y, según ha dicho, se quedó «satisfecho» con las respuestas que obtuvo, puesto que los mecanismos de protección social en España incluyen a los residentes extranjeros en el país.

Arauz ha evitado valorar la situación que se vive en Perú, donde el Congreso ha destituido al presidente Martín Vizcarra –«vamos a respetar los principios de autodeterminación de los pueblos»– ni tampoco en Venezuela.

VENEZUELA

Con el actual Gobierno de Lenín Moreno, Ecuador forma parte del Grupo Internacional de Contacto que ha concluido que en Venezuela no se dan las condiciones para que las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre sean transparentes pero Arauz ha rehusado dar su opinión.

«Nosotros tenemos en serias preocupaciones sobre las garantías democráticas del Ecuador», ha señalado, recalcando que su candidatura estuvo a punto de ser excluida por el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral y solo se permitió por la «solidaridad internacional y los procedimientos de organismos, incluyendo la Unión Europea».

«Suficiente tenemos con preocuparnos de la democracia en el Ecuador, que ha sido vilmente maltratada y que estamos a las puertas de recuperarla», ha argumentado.

En cuanto a cuál será su relación con Venezuela si gobierna en Ecuador, ha afirmado que estará «volcado en la paz», y en una «posición de apertura total y de total voluntad de diálogo» hacia los objetivos de «paz, democracia y desarrollo».

QUE BIDEN NO EJERZA SANCIONES UNILATERALES

Arauz sí espera una nueva actitud hacia América Latina por parte del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden: «que no ejerza presión o sanciones unilaterales sobre países hermanos en América Latina y se desactiven los tambores de guerra que a veces se reactivaron en el Gobierno de Trump».

Las sanciones, ha recalcado, deben adoptarse en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU «y no por un hegemón por muy poderoso que sea».

En todo caso, lo que sí espera de Biden de manera «urgente» es que facilite una decisión que permita al Fondo Monetario Internacional (FMI) emitir dos millones de derechos especiales de giro, un activo de reserva internacional que pueden intercambiarse por monedas de libre uso y que Donald Trump ha impedido.

En su opinión, las decisiones sobre moratoria o reestructuración de la deuda externa en el marco de la crisis generada por la pandemia de coronavirus son positivas pero «insuficientes», «no ofrece recursos frescos en divisas para los países», porque no alcanza a los países de renta media, como son la mayoría de los latinoamericanos.

También porque no da «soluciones estructurales a la jerarquía monetaria internacional que impide que los países del sur puedan impulsar políticas contracíclicas de mayor dimensión» como sí están haciendo los bancos centrales de Europa, Canadá, Reino Unido, Japón o Suiza.

El presidente Lenín Moreno también abogó el pasado junio, en una reunión organizada por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, por una emisión sustancial de derechos especiales de giro. Arauz ha dicho seguir con interés el empeño de Sánchez para impulsar vías de financiación para los países de renta media pero cree que «el énfasis» debe estar ahora en que EEUU permita al FMI actuar.

De cara a las elecciones presidenciales del 7 de febrero, la campaña hacia los emigrantes –cerca de 1,2 millones, rozando el 7 por ciento de la población– ha comenzado ya de manera telemática debido a la pandemia de coronavirus. En ella participa también el expresidente Rafael Correa –residente en Bélgica y condenado por cohecho–. «Es un personaje relevante desde nuestro proyecto político y obviamente, desde ya está comunicándose con nuestros hermanos migrantes», ha dicho.