Problemas acústicos: aislar vs acondicionar, dos formas de solucionar problemas de ruido

El ruido es un problema muy serio, y de hecho ya se le denomina como el contaminante invisible debido a que no se ve, pero afecta mucho a nuestra salud, puesto que no nos deja descansar.

De hecho, un ambiente ruidoso hace que estemos irritables, que no nos podamos concentrar en las tareas que realizamos, o que incluso desarrollemos enfermedades por falta de sueño, como la ansiedad o la depresión, algo que es posible evitar con las soluciones que nos ofrecen en PLB.

¿Cuándo hay que aislar una vivienda o negocio?

Hay mucho desconocimiento alrededor del sonido, y por eso se suele confundir el aislamiento acústico con el acondicionamiento cuando no tienen nada que ver y se emplean a la hora de solucionar problemas distintos.

Siempre hay que usar el aislamiento, si son los ruidos del exterior los que se cuelan dentro de la vivienda o el negocio, evitando así el sonido de la calle, el de los vecinos o incluso el de la sala de máquinas de los edificios.

Debemos saber que la solución siempre es compleja, y que no basta con poner un panel aislante en el techo o en una pared, ya que hay que estudiar muy bien por dónde se transmite el ruido.

En los edificios es muy común que haya puentes acústicos, zonas por las que se transmite el sonido como los tubos de ventilación o incluso puede viajar a través de la estructura cuando hay vibraciones en la sala de máquinas.

Es por eso por lo que siempre hay que estudiar bien el problema, pues en el caso de las máquinas de nada sirve aislar los pisos si el ruido viaja a través de las vigas, así que aquí habría que intervenir sobre los soportes de la maquinaria, evitando que las vibraciones se transmitan a las estructuras.

¿En qué casos se debe acondicionar en lugar de aislar?

Existen otras situaciones, que se dan en negocios y en zonas en las que hay muchas personas, en donde el ruido no procede de fuera, sino que se produce dentro y aquí hay que acondicionar.

Un ejemplo clásico es el de un restaurante, en donde puede haber decenas de personas hablando, lo que incluso llega a impedir a los camareros entender qué es lo que les piden los clientes.

Esto se puede solucionar colocando paneles acústicos en las paredes o en el techo (incluso existen techos registrables acústicos) que consiguen absorber el sonido, evitando que rebote sin control por todo el restaurante, cubriendo solo la mitad de este, ya que no hace falta forrar todo el local con estos paneles.

Algo similar ocurre en las oficinas, en donde los empleados suelen decir que el ruido que más molesta es el que producen sus compañeros a la hora de teclear, hablar entre ellos, llamar por teléfono, hacer una videoconferencia, etc.

Incluso los colegios se pueden beneficiar de este acondicionamiento, ya que muchas veces los profesores padecen problemas a la hora de que los alumnos que están más atrás los oigan, en especial si cerca tienen una zona ruidosa como el comedor, el gimnasio o un aula de música.