La clave para saber si elegir una freidora de aire o seguir con el horno, está en el consumo energético. ¿Realmente gasta menos la freidora? La respuesta es sí, y por una diferencia importante. Cada vez son más las cocinas que cuentan con una freidora de aire. Este electrodoméstico llegó prometiendo poder disfrutar de alimentos crujientes sin necesidad de tanto aceite.
La gente se lanzó a comprarlo casi sin pensarlo y sin mirar los contras en la etiqueta. Pero ahora, con las facturas de la luz por las nubes. La duda es comprensible. Al fin y al cabo, ya tenemos un horno en casa. ¿Merece la pena usar la freidora de aire para ahorrar? Los números no mienten, y la diferencia entre ambos electrodomésticos es más grande de lo que parece.
¿Cómo funciona la freidora de aire?

Lo primero que hay que entender es que la freidora de aire no es una freidora como las de siempre. El nombre puede llevar a confusión. En realidad, se trata de un pequeño horno que funciona haciendo circular aire caliente alrededor de los alimentos. Un ventilador interno se encarga de que el calor llegue por todos lados por igual.
Este sistema es el que permite que la comida quede dorada y crujiente, parecido a una fritura tradicional, pero con muy poco aceite. De hecho, muchas recetas salen bien con solo una cucharada o incluso sin nada de aceite. Eso sí, hay que tener claro que no todo lo que cocinemos en la freidora será automáticamente saludable. Si metemos alimentos ultraprocesados, seguirán siendo poco recomendables.
El consumo real de la freidora de aire

Cuando miramos las especificaciones técnicas, la mayoría de freidoras de aire tienen una potencia que va de 1.000 a 1.500 vatios. En la práctica, esto se traduce en un consumo de entre 0,8 y 1,5 kilovatios por cada hora de uso. No es poco, pero hay que verlo en comparación con otras alternativas.
Donde realmente gana la freidora es en el tiempo de cocinado. Al ser un aparato más pequeño y con un sistema de aire muy eficiente, los alimentos se cocinan mucho más rápido. Una patata que en el horno puede tardar 45 minutos, en la freidora de aire está lista en 20. Ese ahorro de tiempo se nota directamente en el consumo.
El horno tradicional y su gasto energético

El horno de toda la vida es, sin duda, uno de los electrodomésticos que más energía consume en una casa. La potencia de los hornos eléctricos domésticos suele estar entre 2.000 y 5.000 vatios. Incluso sin usar la potencia máxima, el consumo habitual ronda entre 1,2 y 2,5 kilovatios por hora.
Pero el problema principal del horno no es solo su potencia. Es el tiempo que necesita para funcionar. Primero tiene que precalentarse, lo que puede llevar entre 10 y 15 minutos. Luego, los alimentos tardan más en cocinarse porque el espacio a calentar es mucho mayor. Todo eso se suma en la factura de la luz.
Comparación práctica con un ejemplo real

Pongamos el caso de un pollo asado. En una freidora de aire, este plato tarda aproximadamente 60 minutos (30 minutos por cada lado). Con un consumo medio de 1 kilovatio por hora, el gasto total sería de 1 kilovatio. Ese mismo pollo en el horno tradicional necesita unos 90 minutos de cocción, más unos 15 minutos de precalentamiento.
En total, 105 minutos de funcionamiento. Si tomamos un consumo medio de 1,5 kilovatios por hora, el gasto total sería de 1,5 kilovatios. El horno consume un 50% más de energía para cocinar el mismo plato, en comparación con el Aire Fryer. Y esto es solo un ejemplo. Con alimentos más pequeños, la ventaja de la freidora de aire es aún mayor.
¿Cuándo sigue siendo mejor usar el horno?

Aunque la freidora de aire gana en consumo energético, no siempre es la mejor opción. Para familias grandes o cuando hay que cocinar mucha cantidad, el horno sigue siendo imprescindible. La capacidad de las freidoras de aire es limitada, y hacer varias tandas puede acabar con la ventaja del ahorro.
También hay recetas que simplemente salen mejor en el horno tradicional. Los asados grandes, los pasteles o el pan suelen necesitar el espacio y el tipo de calor que solo un horno convencional puede dar. En estos casos, el mayor consumo está justificado.







