España vuelve a ser país de mileuristas: casi dos millones de trabajadores no llegan ni al salario mínimo real

España presume de recuperación económica, pero la realidad en las nóminas cuenta otra historia: casi dos millones de trabajadores ni siquiera alcanzan el salario mínimo real. El país vuelve al terreno de los mileuristas, con empleos que crecen… pero sueldos que no dan para vivir.

Mucho es lo que se ha dicho y vivido con el tema del salario en España, se asocia a la inflación, a la juventud, y a una gran variedad de factores y la conclusión sigue siendo la misma, según los expertos, que no crece como debería crecer y cada vez más trabajadores se ven afectados a mediados de mes cuando lo que antes alcanzaba para llegar a fin de mes, ahora alcanza para cubrir gastos básicos.

¿De qué sirve que el salario medio suba si millones de personas siguen sin notar la diferencia en su bolsillo? ¿Cómo es posible que el empleo crezca pero las nóminas continúen atrapadas en las mismas cifras de siempre? Y, sobre todo, ¿qué dice de un país que presume de recuperación mientras casi dos millones de trabajadores no llegan ni al equivalente real del salario mínimo?

España vuelve a mirarse en el espejo y la imagen es conocida, un mercado laboral que crea trabajo, sí, pero que no logra que quienes lo sostienen vivan mejor. Los datos del INE lo ponen negro sobre blanco, casi dos millones de asalariados ingresaron menos de 1.069 euros brutos al mes en 2024. Mileuristas… y gracias.

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El debate ya no es solo económico, sino de dignidad. Porque detrás de cada cifra hay gente viviendo al día, aplazando compras básicas o renunciando a proyectos. Y por eso conviene poner nombre y contexto a lo que ocurre.

La mitad del país trabaja, pero no llega a final de mes

La mitad del país trabaja, pero no llega a final de mes
Tres de cada diez trabajadores cobraron el año pasado menos de 1.582 euros brutos al mes. Fuente: Agencias

Aunque España encadena varios años de aumento salarial, la realidad es que una parte enorme de la población vive en el límite. Tres de cada diez trabajadores cobraron el año pasado menos de 1.582 euros brutos al mes, y dentro de ese bloque se encuentran esos casi dos millones que ni siquiera alcanzan el umbral real del salario mínimo, una vez prorrateadas las pagas extra. Es un retrato que ayuda a entender por qué tanta gente siente que “no le cuadra” lo que escucha en las noticias.

A este panorama se suma un mercado laboral que tira de sectores donde los salarios son históricamente bajos, hostelería, comercio, cuidados, agricultura… trabajos esenciales, pero mal pagados y muy expuestos a la temporalidad. El resultado es una generación que encadena contratos cortos y sueldos que apenas cubren lo básico, mientras el coste de la vida sigue subiendo.

Los jóvenes, atrapados en el vagón de cola

Los jóvenes, atrapados en el vagón de cola
Jóvenes que trabajan, pero que no pueden emanciparse, formar una familia o simplemente ahorrar. Fuente: Agencias

Si hay un grupo que ilustra mejor que nadie esta brecha, es el de los menores de 25 años. Sus salarios no solo son los más bajos (unos 1.372 euros de media) sino que además son los únicos que cayeron respecto al año anterior. En un momento en el que alquilar una habitación puede costar la mitad del sueldo, las cuentas simplemente no salen.

La situación genera un fenómeno cada vez más visible, jóvenes que trabajan, pero que no pueden emanciparse, formar una familia o simplemente ahorrar. Una especie de pausa vital forzada en la que todo se aplaza, desde comprar vivienda hasta permitirse pequeños lujos. Y no porque falte esfuerzo, sino porque los números nunca terminan de acompañar.

La España que produce mucho… pero paga poco

La España que produce mucho… pero paga poco
La productividad sigue prácticamente estancada desde hace décadas. Fuente: Agencias

El país encadena récords de empleo y crecimiento del PIB, pero la productividad sigue prácticamente estancada desde hace décadas. Eso significa que el pastel crece porque hay más gente trabajando, no porque el trabajo valga más. Y cuando el valor no sube, los salarios tampoco. Es el círculo vicioso que explica por qué España supera por primera vez a Italia en salario medio… pero sigue muy lejos de la media europea.

A esto se suma la estructura del mercado laboral, un 60% de los contratos que se firman son temporales y las jornadas parciales suelen esconder reducciones involuntarias. Si a eso se le añade un peso enorme de sectores de bajo valor añadido, es fácil entender por qué los sueldos se quedan atascados y la sensación de avance desaparece.

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Un futuro que exige algo más

Un futuro que exige algo más
Un país progresa de verdad cuando quienes lo sostienen sienten que también avanzan. Fuente: Agencias

España puede seguir creando empleo, pero si ese empleo no permite vivir mejor, la discusión está incompleta. Volver a ser un país de mileuristas no es una anécdota, es una señal clara de que el modelo económico necesita un giro real. Más productividad, mejores salarios, menos temporalidad y un reparto más justo del crecimiento.

Porque al final, todos sabemos lo esencial, un país progresa de verdad cuando quienes lo sostienen sienten que también avanzan. Y ahí está el verdadero reto de la próxima década. Hacer que la economía del país crezca, porque eso significa que España crece y se posiciona mejor ante el escenario económico mundial, pero al mismo tiempo la economía de los españoles debe crecer.

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