El Gobierno prepara una reforma que puede cambiar por completo la movilidad urbana en España. El Ministerio para la Transición Ecológica y la Dirección General de Tráfico (DGT) trabajan en una revisión profunda de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y del actual sistema de etiquetas ambientales. La intención es eliminar los beneficios automáticos de la etiqueta ECO, que durante años ha funcionado como una vía rápida para circular y aparcar en las grandes ciudades.
La medida llega tras meses de debate entre los ayuntamientos y la administración central. Las etiquetas ambientales fueron creadas en 2016 como una herramienta para reducir la contaminación y facilitar la aplicación de restricciones en los episodios de alta polución. Sin embargo, la clasificación se ha quedado desfasada: permite que modelos con motores de combustión tradicional disfruten de las mismas ventajas que vehículos mucho más limpios.
EL GOBIERNO Y LA DGT PREPARAN UNA REVISIÓN COMPLETA DE LAS ZBE
En la práctica, un coche de gasolina con sistema de microhibridación, que apenas reduce las emisiones, puede recibir el mismo distintivo ECO que un híbrido enchufable o un coche propulsado por gas. Esa equiparación ha provocado críticas desde todos los ámbitos, especialmente entre los expertos en movilidad y medioambiente. “El sistema ha perdido su sentido”, admiten fuentes del sector. “Hoy la etiqueta no mide lo que contamina un vehículo, sino la tecnología que declara el fabricante”.
El nuevo planteamiento del Gobierno busca que las ZBE no dependan exclusivamente del color de la pegatina del parabrisas. O lo que es lo mismo; cada ciudad podrá decidir qué vehículos acceden o no, en función de sus niveles de contaminación reales.

Con ello, el Ejecutivo pretende dar mayor autonomía a los municipios y corregir los desequilibrios que el actual sistema ha provocado entre territorios.
LOS AYUNTAMIENTOS PODRÁN DECIDIR QUÉ VEHÍCULOS ACCEDEN A SUS CENTROS URBANOS
Madrid y Barcelona, por ejemplo, aplican criterios distintos. En la capital, los vehículos con etiqueta ECO pueden circular sin restricciones y aparcar en la zona SER con descuento. En Barcelona, la ZBE del área metropolitana impide circular a los coches sin distintivo ambiental, pero los ECO y Cero Emisiones mantienen libertad total. Con la reforma, ese marco podría romperse: un coche con etiqueta ECO no tendría por qué estar automáticamente autorizado a entrar en las ZBE.
La medida se enmarca en la revisión general de las políticas de calidad del aire que Bruselas exige a los Estados miembros. La Comisión Europea ha advertido a España de la necesidad de reforzar el control sobre las emisiones en las ciudades y de garantizar que los beneficios fiscales o de movilidad estén vinculados al impacto ambiental real.
Además, la DGT ha reconocido internamente que la clasificación de 2016 no se ajusta a la evolución del parque automovilístico. En 2025, más de la mitad de los nuevos modelos matriculados en España incluyen sistemas de microhibridación que les permiten obtener la etiqueta ECO. Sin embargo, su comportamiento medioambiental apenas difiere del de un coche de gasolina convencional.
SE ESTABLECERÁ UNA REVISIÓN PERIÓDICA DE LAS ETIQUETAS
El nuevo sistema podría establecer una revisión periódica de las etiquetas en función de las emisiones homologadas por cada modelo y de los resultados de las inspecciones técnicas. También se estudia introducir nuevas categorías que reflejen de manera más precisa el nivel de contaminación de cada vehículo.
Se insta a la DGT a que establezca un marco nacional claro, pero flexible, que les permita adaptar las restricciones a la realidad de cada ciudad
La reforma tendrá implicaciones directas para millones de conductores. Muchos adquirieron vehículos ECO pensando que conservarían sus ventajas durante toda la vida útil del coche. Si las ZBE dejan de reconocer automáticamente esos beneficios, parte del parque podría perder acceso a zonas urbanas restringidas o a descuentos en los parquímetros.

Los ayuntamientos, por su parte, reclaman seguridad jurídica. Piden que la DGT establezca un marco nacional claro, pero flexible, que les permita adaptar las restricciones a la realidad de cada ciudad sin exponerse a recursos judiciales.
El cambio no será inmediato. Fuentes del ministerio apuntan a que la nueva normativa podría aprobarse en 2026, con un periodo transitorio para adaptar las ordenanzas municipales. Pero el mensaje ya está lanzado: la era de las etiquetas como salvoconducto universal se acerca a su fin. A partir de ahora, el acceso a las ciudades dependerá menos del adhesivo y más de las emisiones reales que salgan del tubo de escape.







