Ni la inflación puede con la fuerza de los bares: así resisten a las subidas de precios en España

Pese a que todo está más caro, los españoles siguen saliendo a bares y restaurantes casi igual que antes. Un estudio reciente de Hostelería de España muestra cómo la gente recorta en ropa o tecnología, pero se resiste a renunciar a sus momentos de ocio.

En España hay cosas que no cambian, por mucho que suba el precio de la vida. Y una de ellas es la costumbre de salir a tomar algo. Ni la inflación, ni los alquileres disparados, ni la subida de los alimentos han podido con una de las tradiciones más firmes del país: salir a los bares.

Según el último informe de la AECOC, y Hostelería de España, los españoles siguen acudiendo a bares y restaurantes casi con la misma frecuencia que antes de la pandemia y de la escalada de precios. El consumo se mantiene estable e incluso repunta en algunas zonas, algo que los expertos califican de "resistencia cultural.

Porque más que una cuestión de ocio, se trata de una forma de vida. De quedar con amigos, de socializar, de romper la rutina. En un panorama donde el precio del aceite, la carne o la leche se ha disparado, muchos hogares han tenido que ajustar gastos. Pero ese ajuste se hace mirando a otros lados. Esto es, menos compras de ropa, menos escapadas y menos caprichos tecnológicos. Lo que casi nadie toca es la caña del viernes o el menú del día entre semana.

Publicidad

Los datos confirman esa tendencia. El 85% de los españoles sigue saliendo al menos una vez por semana, y el 40% lo hace varias veces. Son cifras que muestran una estabilidad llamativa si se tiene en cuenta que la inflación, aunque se ha moderado, sigue presionando los bolsillos.

EL BAR, UN REFUGIO EN TIEMPOS COMPLICADOS

Para muchos, acudir al bar o incluso al restaurante no es un lujo, sino un refugio. Un espacio donde desconectar, comentar el día o simplemente sentir que uno pertenece a algo. "Es el único sitio donde me olvido un rato de los problemas”, dice una vecina de Granada a este diario, mientras toma un café antes del trabajo. "Si tuviera que quitarme de algo, sería de muchas cosas antes que esto".

Esa sensación se repite en todo el país. Hay quien ajusta pidiendo un solo plato en lugar de dos, quien comparte raciones o cambia el restaurante habitual por uno más económico. Pero el hábito de salir no se pierde. La gente busca adaptarse, no renunciar", explican desde la patronal hostelera.

Los bares, por su parte, también se están reinventando. Muchos locales han tenido que subir precios (el café cuesta de media un 15% más que hace dos años), pero intentan hacerlo con moderación. "Si subes demasiado, pierdes clientes. Pero si no lo haces, no cubres gastos”, comenta el dueño de un bar en la ciudad andaluza.

LA TRADICIÓN DE LOS BARES NO SE TOCA

España es, literalmente, un país de bares. Hay uno por cada 175 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Ningún otro país europeo tiene una densidad tan alta. El bar no es solo un negocio: es un punto de encuentro, un escenario cotidiano y un símbolo cultural.

De hecho, los bares han tenido un papel protagonista incluso en los peores momentos de la economía espaola. En la crisis de 2008, muchos sobrevivieron gracias a la fidelidad de sus clientes. Y durante la pandemia, pese a los cierres y las restricciones, fueron de los primeros en recuperar la normalidad. Hoy, en plena era de incertidumbre económica, vuelven a demostrar su capacidad de adaptación.

Ni la inflación puede con la fuerza de los bares: así resisten a las subidas de precios en España Fuente: Europa Press
Ni la inflación puede con la fuerza de los bares: así resisten a las subidas de precios en España Fuente: Europa Press

LA HOSTELERÍA SE DEFIENDE

El sector, eso sí, no es ajeno a las dificultades. Los costes energéticos, la subida del salario mínimo y los problemas de suministros siguen lastrando a muchos negocios. Según Hostelería de España, más del 30% de los locales trabajan con márgenes mínimos, y un 12% reconoce que podría cerrar si los gastos siguen aumentando.

Publicidad

Aun así, hay señales de para creer en lo positivo. Las reservas de fin de semana siguen siendo altas, especialmente en zonas turísticas y grandes ciudades. Y el turismo internacional, que ha recuperado su fuerza, también ayuda a mantener a flote muchos negocios.

Más allá de la economía, el bar también es un termómetro del día a día. En la barra se habla de política, de fútbol, de trabajo o del precio del alquiler. Es un espacio que refleja cómo está el país. Por eso, su resistencia tiene también un valor simbólico: si los bares aguantan, algo de normalidad se mantiene.

Ni la inflación puede con la fuerza de los bares: así resisten a las subidas de precios en España Fuente: Europa Press
Una terraza de un bar en Madrid Fuente: Europa Press

El informe apunta a un cambio de costumbres. Esto es, más consumo de día, menos cenas largas y un aumento del gasto medio en desayunos y comidas. Las terrazas y los locales de barrio han recuperado protagonismo frente a las grandes cadenas. En tiempos de incertidumbre, lo local vuelve a tener peso.

UNA COSTUMBRE QUE SOBREVIVE A TODO

Al final, lo que explica esta resistencia es algo muy sencillo. En España, el bar no se discute. Puede cambiar la economía, los precios o los hábitos de consumo, pero la costumbre de salir a tomar algo forma parte del día a día. Y aunque se gaste un poco menos o se mire más el bolsillo, el gesto de quedar a compartir una caña o un café sigue intacto.

Porque en un país donde los bares son casi una extensión de la casa, la inflación puede apretar, pero no vencer. Y eso, en tiempos como los actuales, ya es una buena noticia.

Publicidad