Pedri habló, y sus palabras resonaron como un eco dentro del vestuario del Barça. El canario no buscó culpables directos tras el último empate a 3 ante el Brujas en Champions. Pedri, reservado y poco dado al ruido, no suele dejar titulares vacíos. Pero su reflexión tras el último partido retrató con precisión quirúrgica el estado del equipo.
Lo que sí hizo fue dejar claro que el problema va más allá de la zaga o de nombres concretos como Ronald Araujo o Pau Cubarsí. El mediocentro, cada vez más consciente del momento que atraviesa el club, ha puesto el foco en una cuestión más profunda: el FC Barcelona no está sabiendo controlar los partidos como antes.
Pedri deja claro que el Barça ha perdido la pausa
El diagnóstico de Pedri no sorprende. El FC Barcelona ha perdido su seña de identidad más reconocible, como es el dominio del balón. En varios partidos recientes, el equipo se ha visto superado por la presión rival y ha tenido dificultades para mantener la posesión de forma efectiva.
"Cuando no tenemos la pelota, sufrimos demasiado", admitió Pedri tras el último encuentro. Esa frase, simple pero reveladora, resume el cambio de tendencia en un club que construyó su grandeza a partir del control del juego.

Y es que como se lleva viendo ya suficiente tiempo, en concreto desde su derrota ante el Sevilla (4-1) hace un mes, el Barça ya no impone su ritmo. Sus rivales le discuten el balón, le ganan los duelos en medio campo y le castigan en las transiciones. Es aquí donde la defensa queda expuesta y los errores de Araujo o Cubarsí se magnifican, pero el problema nace mucho antes: en la pérdida de equilibrio en la medular.
Pedri, el termómetro del FC Barcelona
A sus 22 años, el jugador de Las Palmas se ha convertido en una de las voces más autorizadas del vestuario. No necesita levantar la voz para hacerse escuchar; le basta con su lectura del juego y su inteligencia táctica. Cuando él está bien, el equipo respira.
Cuando no, el equipo se apaga. Su influencia recuerda a la de los grandes centrocampistas de la era dorada del club: los Xavi, Iniesta o Busquets, que hacían del balón una forma de defensa.
El azulgrana ha jugado todos los partidos y se ha consolidado como una figura central en el proyecto. No necesita dar discursos para hacerse notar; su forma de jugar ya es una declaración de intenciones. En él está ese fútbol que el Barça echa de menos: pausa, control y sentido.
Por eso sus palabras duelen más a todo aficionado culé. Porque no son una crítica, sino una constatación. El FC Barcelona ha perdido el pulso del partido, ese que antes dominaba por costumbre. Pedri lo ve, lo sufre y lo dice. Sin dramatismos, pero con verdad.
En el fondo, el canario ha hecho de portavoz del viejo ADN culé. La defensa no es el problema, sino la consecuencia. El hoy Barça de Hansi Flick ha dejado de defenderse con la pelota y eso lo expone más que cualquier error individual.
La receta no es nueva, pero sigue siendo válida. Y no es otra que recuperar la posesión, mandar en los ritmos y volver a atacar desde la calma. El Barça no necesita solo ajustar piezas, sino reencontrarse con aquel juego que tanto gustó hace apenas un año y que les hizo volver a ganar.
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