El pasado lunes 27 de octubre, un tren de Cercanías de Madrid descarriló a primera hora de la tarde entre las estaciones de Coslada y San Fernando de Henares. El suceso dejó seis heridos leves, dos mujeres trasladadas y centenares de viajeros teniendo que salir de los vagones caminando por las vías.
El incidente, cuya causa es la salida de eje, ha generado cortes de la tensión eléctrica y una situación general muy complicada en el servicio de Renfe, provocando desvíos y cortes durante tres días en la red de transporte. En concreto, la circulación de las líneas C2, C7 y C8 se vio suspendida entre Vicálvaro y Alcalá de Henares por una incidencia en la infraestructura ferroviaria que no se resolvió ni cara el martes ni cara el miércoles por la mañana.
No fue hasta las 13:30 de ayer cuando se retiró por completo el tren de Cercanías, recuperando los trenes las frecuencias de paso de forma progresiva casi 48 horas después. Hasta entonces, Renfe estableció desvíos por el recorrido Chamartín-Fuente de la Mora, un servicio de autobuses lanzadera entre Vicálvaro y Alcalá sin paradas intermedias en ambos sentidos y luego un servicio de apoyo entre San Fernando y Vicálvaro, además de una lanzadera de trenes entre Guadalajara y Alcalá.
Sin embargo, ninguna de estas medidas ha sido del todo efectiva para los miles de ciudadanos que se mueven en esas líneas de Cercanías a diario. Se han generado colas interminables en los autobuses lanzadera y quienes han podido optar por una ruta alternativa con los desvíos de Renfe, solo han logrado alargar sus trayectos, duplicando en ocasiones la duración de los mismos.
"Normalmente tardo poco más de media hora en llegar a Atocha. Tenía que ir al centro de Madrid y he tardado casi una hora y media", nos cuenta Beatriz, una afectada que no pudo realizar su viaje habitual entre Alcalá de Henares y la capital. Renfe ha actualizado en todo momento por sus canales oficiales la situación, reconociendo "prolongadas detenciones en ambos sentidos".
Asimismo, todo se ha agravado más durante los dos días de caos debido a que el descarrilamiento se ha unido a otro tipo de incidencias: tanto los retrasos habituales en el servicio de Cercanías como suspensiones inesperadas de la circulación en otras líneas, como lo ocurrido en la C3 por un arrollamiento entre las estaciones de Pinto y Getafe Industrial.

También se ha informado de un corte de servicio entre San Fernando de Henares y Azuqueca en diferentes estaciones y fechas en el periodo comprendido entre el 22 y el 29 de noviembre, de cara a mejorar la infraestructura en las líneas C-2, C-7 y C-8.
Óscar Puente, el gran señalado tras el incidente de Cercanías
Con todo, el otro gran problema es de responsabilidad de la clase política y ejecutora. Cercanías Madrid necesita una potente modernización y un mejor funcionamiento general, pero desde luego no ayuda que todos los esfuerzos por mejorar la infraestructura y la red queden empañados por las batallas políticas de los dirigentes.
Y es que la mayoría de miradas apuntan ahora a Óscar Puente como principal responsable. No al presidente de Renfe ni al director general de Renfe Viajeros; es el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible el mayor señalado. ¿La razón? Haberse convertido en una figura que genera cierta animadversión por los discursos polarizantes y estar siempre con el hacha de guerra sin enterrar.
En el diario Qué! ya hemos ido contando cómo, desde hace semanas, Puente y el consejero delegado del Metro de Madrid no cesan en su batalla mediática por redes sociales: el primero culpando al suburbano de la deficiente situación del transporte madrileño desde septiembre, y el segundo apuntando a Cercanías como el principal mal del municipio y la provincia en general.
"Que deje de tuitear y que se ocupe de las importantes competencias que tiene", le exigió el portavoz del Ejecutivo autonómico, Miguel Ángel García Martín. Sobre este caso del descarrilamiento de un tren de Cercanías, Puente no ha dicho nada en redes sociales, mientras en cambio bombardea con constantes republicaciones en su perfil de X de usuarios indignados con retrasos y aglomeraciones en el Metro de Madrid.
Óscar Puente no ha dicho nada acerca del descarrilamiento de un tren de Cercanías en sus redes, donde todos los días carga contra el Metro de Madrid con decenas de publicaciones y republicaciones
De hecho, ha llegado al punto de estar tan enfrascado en la batalla como para entender mal un post y acabar republicando, como si hiciera referencia al Metro, una foto que en realidad era de aglomeraciones en Cercanías.

Este "y tú más" constante no nos ha conducido a ninguna solución real, solo a generar más bandos mientras muchos se preguntan de qué sirve apuntar siempre a la inoperancia de otros sin hacer nada realmente efectivo para resolver la de uno mismo.
Lo peor es que a Óscar Puente le juega en contra esta postura tan radical. Tapa las verdaderas medidas útiles —como la subvención de 127 millones al transporte público de Madrid— mientras piensa que señalar la paja en el ojo ajeno es una estrategia útil. La experiencia nos dice que es al revés: el mayor momento de aprobación del ministro fue debido a su gran gestión con la DANA, manteniendo activa una comunicación útil y precisa sobre todo lo relacionado con el transporte en los lugares afectados.
Ya solo quedan ecos de aquella comunicación política útil, que ha dejado paso al mamporreo, al constante dedo acusatorio y a recibir como un ataque personal la crítica a una gestión mejorable.







