Dr. Antonio Gómez (59), oncólogo: 'Ese bulto pequeño que ves en la axila y dejas pasar es cáncer en estado avanzado. Esperas una semana más y pierdes chances de cura'

Los signos de alerta del cáncer de mama frecuentemente pasan desapercibidos cuando aparecen en zonas menos obvias del cuerpo. Desde hace más de tres décadas, el Dr. Antonio Gómez, oncólogo de referencia en la medicina diagnóstica oncológica, alerta sobre la importancia de reconocer síntomas silenciosos que muchas mujeres ignoran por desconocimiento o falta de atención. Su mensaje es claro: la axila se ha convertido en una zona crítica para detectar cambios que indican cáncer en estado avanzado, y cada día que pasa sin intervención reduce significativamente las posibilidades de curación.

Con casi 30 años de trayectoria profesional en el análisis de tumores mamarios, el Dr. Gómez ha atendido a miles de pacientes que llegaron a su consulta demasiado tarde. La mayoría compartía una característica común: habían sentido una pequeña protuberancia bajo el brazo semanas o meses atrás, pero decidieron no prestarle importancia. La diferencia entre un tumor localizado y metástasis avanzadas depende, en muchos casos, de esa primera semana crítica en la que el paciente decide actuar o espera un poco más.

QUÉ OCURRE EN LA AXILA CUANDO APARECE UN BULTO

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La axila es una zona estratégica en el drenaje linfático del cuerpo. Concentra decenas de ganglios linfáticos conectados directamente con el tejido mamario, formando un sistema que naturalmente filtra células anómalas. Cuando estas células se vuelven cancerosas, el cuerpo responde engrosando y multiplicando los ganglios axilares. Un bulto firme, no doloroso, que permanece durante más de dos semanas merecería atención médica inmediata para descartar procesos oncológicos. El error más común es confundir la inflamación axilar con reacciones alérgicas, irritación por depilación o simplemente achacarla a cambios normales de la edad.

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El Dr. Gómez insiste en que la población debe entender que los ganglios inflamados en la axila actúan como una señal de alerta del sistema inmunitario frente a presencias tumorales cercanas. Aunque no siempre indica cáncer, cualquier bulto novedoso bajo el brazo que persista requiere evaluación por parte de un especialista. El patrón de diseminación del cáncer de mama hacia los ganglios linfáticos axilares es tan común que los oncólogos lo consideran una de las primeras manifestaciones clínicas en tumores diagnosticados tardíamente.

SÍNTOMAS SILENCIOSOS QUE NO DUELEN AL INICIO

Una característica que desorienta a muchas mujeres es que los tumores mamarios y sus manifestaciones ganglionares axilares no siempre generan dolor. La ausencia de molestia frecuentemente se interpreta como una señal tranquilizadora, un error conceptual gravísimo. El cáncer de mama en fase temprana es típicamente indoloro, permitiendo que avance sin despertar alarma en quien lo padece. Esto contrasta con afecciones benignas como quistes o infecciones, que sí producen sensibilidad y dolor local intenso.

El Dr. Gómez cuenta que en su práctica clínica diaria, más del 70 por ciento de sus pacientes con afectación axilar llegaba sin haber sentido dolor alguno. La consistencia dura del nódulo, su falta de movilidad bajo la piel y su apariencia irregular eran los únicos indicadores visibles. La población debe comprender que un bulto en la axila que no duele puede ser infinitamente más peligroso que uno inflamado y sensible. Este concepto fundamental invierte la lógica que la mayoría de personas usa para evaluar cambios en su cuerpo.

POR QUÉ LA DETECCIÓN TARDÍA CAMBIA COMPLETAMENTE EL TRATAMIENTO

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Cuando el cáncer de mama ha migrado a los ganglios linfáticos axilares, los oncólogos reclasifican automáticamente el tumor en estadios más avanzados, modificando radicalmente el enfoque terapéutico. Un tumor de pequeño tamaño sin afectación ganglionar podría tratarse únicamente con cirugía conservadora, preservando la mayor parte del tejido mamario. Pero si la axila ya muestra evidencia de propagación, la estrategia cambia hacia tratamientos más agresivos como quimioterapia neoadyuvante, mastectomía total o radioterapia extensa.

El Dr. Gómez explica que esta escalada en la intensidad del tratamiento no es caprichosa, sino necesaria para prevenir que el cáncer continúe diseminándose hacia órganos vitales. Los pacientes que detectan bultos axilares en fase temprana tienen tasas de supervivencia a cinco años superiores al 85 por ciento. Aquellos que llegan con enfermedad avanzada en axila enfrentan porcentajes de curación notablemente inferiores. La ventana temporal entre "bulto pequeño" y "cáncer avanzado" se mide en semanas, no en meses.

DIFERENCIAS ENTRE BULTOS BENIGNOS Y MALIGNOS EN LA AXILA

No todos los bultos en la axila son cancerosos, pero identificar cuáles requieren alarma es crucial. Los bultos benignos, como quistes o lipomas, tienden a ser blandos, móviles al presionarlos y frecuentemente dolorosos. Presentan bordes definidos y suave consistencia. En contraste, los bultos malignos suelen ser duros, fijos en su posición, con bordes irregulares y ausencia de sensibilidad al tacto. Aunque estas características orientan al diagnóstico, solo un oncólogo puede confirmar la naturaleza verdadera del nódulo mediante estudios de imagen y biopsia.

El Dr. Gómez enfatiza que muchas mujeres postergan la consulta porque el bulto es pequeño o porque "no se ve a simple vista". Este razonamiento es peligroso. El tamaño visible no determina la agresividad biológica del tumor ni la velocidad de su progresión. Ganglios linfáticos axilares de apenas un centímetro pueden albergar células malignas en rápida multiplicación. La edad tampoco es excusa: aunque el cáncer de mama es más frecuente después de los cuarenta, su aparición en mujeres jóvenes sigue siendo una realidad clínica significativa.

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LA IMPORTANCIA DEL AUTOEXAMEN Y LA CONSULTA MÉDICA TEMPRANA

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El autoexamen mensual de mamas es una herramienta preventiva que el Dr. Gómez recomienda a todas sus pacientes, independientemente de la edad. Durante este proceso, es fundamental palpar cuidadosamente toda la región axilar, incluyendo la zona profunda bajo el brazo donde los ganglios no siempre son palpables a primera vista. Dedicar cinco minutos mensuales a esta revisión personal puede significar la diferencia entre detectar un tumor temprano o permitir que evolucione silenciosamente. Cualquier bulto nuevo, cambio de tamaño o consistencia inusual merece una cita médica sin demoras.

El especialista subraya que la consulta médica no debe posterarse "para ver si desaparece por sí solo". Los ganglios linfáticos inflamados por cáncer no regresan espontáneamente sin tratamiento. Esperar una semana adicional con la esperanza de que el bulto axilar sea transitorio equivale a regalar tiempo al tumor para que continúe su progresión. Los médicos de atención primaria pueden derivar el caso a un oncólogo o radiólogo en cuestión de días si sospechan malignidad, agilizando el diagnóstico confirmatorio mediante mamografía, ecografía o resonancia magnética.

ESTADÍSTICAS QUE REFUERZAN LA NECESIDAD DE ACCIÓN INMEDIATA

Los datos epidemiológicos actuales muestran que aproximadamente el 75 por ciento de la linfa proveniente de las mamas drena hacia los ganglios linfáticos axilares, convirtiendo esta zona en un punto crítico de diseminación. La investigación oncológica contemporánea ha documentado que tumores mamarios con afectación axilar confirmada tienen una probabilidad significativamente mayor de haber desarrollado metástasis adicionales en órganos distantes. Por ello, el tratamiento se intensifica cuando se detectan ganglios comprometidos.

Las supervivencias diferenciadas según el estadio son elocuentes: pacientes con tumores localizados sin afectación ganglionar alcanzan supervivencia a diez años cercana al 90 por ciento, mientras que aquellas con enfermedad axilar confirmada descienden a porcentajes significativamente inferiores. Este contraste refuerza lo que el Dr. Gómez lleva décadas comunicando: cada mes que transcurre sin diagnóstico reduce exponencialmente las posibilidades de cura. La palabra clave "axila" no aparece casualmente en los protocolos oncológicos; es sinónimo de punto de no retorno en la evolución de muchos tumores mamarios, y su evaluación debe ser sistemática y urgente. La recomendación final del Dr. Gómez es contundente: ante cualquier bulto axilar novedoso, la única respuesta profesional es consultar de inmediato a un especialista, porque los cambios en la región mamaria y axilar siempre requieren evaluación médica formal.

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