El Atlético se desmorona fuera de casa: el gran reto que Simeone debe resolver

El Atlético de Madrid de Simeone ha vuelto a tropezar lejos del Metropolitano. La derrota por 4-0 ante el Arsenal en el Emirates Stadium ha dejado al descubierto una realidad preocupante: el conjunto rojiblanco es un equipo muy distinto cuando actúa como visitante.

El marcador, abultado y doloroso, refleja lo que fue un baño de fútbol del cuadro inglés, pero más que el resultado, lo que inquieta son las sensaciones. Los de Simeone mostraron una versión frágil, sin carácter y repleta de errores que ya se han vuelto demasiado habituales esta temporada.

A pesar de contar con una plantilla valorada entre las más potentes del continente, el Atlético está fallando en lo esencial, competir fuera de casa. El club ha invertido más de 300 millones de euros en reforzar el equipo con 14 incorporaciones, pero esa fortaleza que exhibe en el Metropolitano desaparece en cuanto cruza la frontera de su estadio. Si el técnico argentino no logra revertir esta tendencia pronto, las aspiraciones de luchar por la Liga y la Champions pueden esfumarse antes de tiempo.

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El Atlético ha jugado seis partidos lejos de casa con tres empates y tres derrotas

El contraste entre los partidos en casa y los disputados como visitante es tan evidente que resulta difícil de explicar. En lo que va de curso, el Atlético ha jugado doce encuentros oficiales (nueve de Liga y tres de Champions). En el Metropolitano ha firmado cinco victorias y un empate, mostrando un nivel competitivo alto incluso ante rivales exigentes. Ahí están los ejemplos de su sólida victoria ante el Villarreal (2-0) o el espectacular 5-2 contra el Real Madrid, líder del campeonato.

El Atlético se desmorona fuera de casa: el gran reto que Simeone debe resolver Fuente: Agencias
El Atlético de Madrid perdió 4-0 ante el Arsenal Fuente: Agencias

Sin embargo, cuando el equipo se aleja de Madrid, todo se desmorona. Los seis partidos fuera se han saldado con tres empates y tres derrotas. En Europa, las visitas a Inglaterra han sido especialmente duras: primero cayó en Liverpool (3-2) y ahora ha sido arrollado por el Arsenal (4-0). Los números hablan por sí solos: el Atlético encaja mucho más, genera menos peligro y, lo que es más grave, transmite una sensación de inseguridad impropia de un conjunto con sus ambiciones.

Lejos del Metropolitano el Atlético de Simeone es irreconocible

El Atlético parece transformarse en un equipo irreconocible cuando juega lejos de su gente. En el Metropolitano domina, muerde, defiende con orden y se muestra sólido. Fuera, se vuelve predecible y blando. Cuando no tiene la posesión, sufre más de la cuenta, y la presión rival suele desnudar sus carencias defensivas. Esa intensidad que antes era una seña de identidad del “cholismo” brilla por su ausencia en estos desplazamientos.

El rendimiento defensivo es uno de los puntos más alarmantes. En seis partidos fuera, el conjunto colchonero ha recibido 12 goles y solo ha marcado 6. Es decir, promedia el doble de tantos encajados que anotados. Si no fuera por las intervenciones de Jan Oblak, el balance podría haber sido incluso peor. El portero esloveno volvió a sostener al equipo en Londres con varias paradas espectaculares, aunque ni siquiera su inspiración pudo evitar la goleada.

Tras la debacle ante el Arsenal, Simeone no buscó excusas. El técnico argentino reconoció que no se trató de mala suerte, sino de errores propios. "Cada pelota que tenían para gol acababa en gol. Son fallos individuales que se transformaron en colectivos. En el primer tanto no seguimos la marca y en el tercero fuimos demasiado suaves en la disputa. Son detalles que cambian el rumbo de un partido", explicó en rueda de prensa.

Simeone no buscó excusas

El entrenador sabe que el equipo necesita recuperar la contundencia y la agresividad que lo convirtieron en un rival temible. En casa, el Metropolitano sigue siendo un fortín, pero los grandes títulos se ganan también en campos ajenos. Si el Atlético no logra puntuar fuera, sus opciones en Liga y Champions quedarán reducidas a la mínima expresión.

El choque en el Emirates fue un reflejo perfecto de lo que le ocurre al Atlético cada vez que sale de casa. El equipo arrancó bien, pero se descompuso tras el primer gol. Faltó reacción, liderazgo y mentalidad competitiva. El Arsenal, con una intensidad superior, aprovechó cada concesión defensiva y sentenció el encuentro antes del descanso. El resultado fue un golpe duro, pero, sobre todo, una advertencia.

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