El argumento detrás del cambio en la Selectividad 2026: “No se trata de aprobar por faltas, sino de valorar mejor la expresión”

La nueva Selectividad de 2026 busca evaluar más allá de los errores ortográficos. El objetivo es premiar la capacidad de razonar, expresarse y aplicar conocimientos, dejando atrás un modelo centrado en la memorización.

El temido y sonado tema de la ortografía vuelve a la palestra, esta vez de la mano de la selectividad. ¿Te imaginas hacer un examen de Matemáticas y que las faltas de ortografía no cuenten? Pues eso mismo ocurrirá en la Selectividad de 2026. Pero no es un “todo vale”, el objetivo no es dejar de cuidar la escritura, sino evaluar con más justicia lo que realmente importa en cada materia.

El nuevo modelo de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) promete ser más práctico, equitativo y homogéneo en toda España. Lengua y Filosofía pedirán razonamiento y claridad, Historia del Arte se llenará de análisis visuales, y Matemáticas… dejará de ser una prueba de gramática. En definitiva, una Selectividad que busca valorar el conocimiento aplicado, no la capacidad de memorizar ni el miedo a las tildes.

Menos teoría, más práctica: la Selectividad se renueva por dentro

Menos teoría, más práctica: la Selectividad se renueva por dentro
Los nuevos exámenes premian la aplicación del conocimiento, la capacidad de argumentar y la interpretación. Fuente: Agencias

Adiós a las listas infinitas de fechas, autores y fórmulas sin contexto. La Selectividad 2026 será más práctica que nunca. Asignaturas como Lengua Castellana y Literatura II o Filosofía tendrán al menos un 70% de preguntas competenciales, mientras que en Historia del Arte la parte práctica llegará al 100%.

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El cambio viene de la mano de la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), que busca unificar los criterios de evaluación y garantizar que un alumno de Galicia o de Andalucía se enfrente a un examen con las mismas exigencias.

No memorices, entiende. Los nuevos exámenes premian la aplicación del conocimiento, la capacidad de argumentar y la interpretación. Si sabes explicarlo con tus palabras, ya llevas medio punto ganado. En total, más de 570 expertos han trabajado en el rediseño de las pruebas. Cada examen tendrá una duración de 90 minutos y combinará preguntas cerradas, semiabiertas y abiertas.

Faltas sin drama: no restan en Matemáticas (y casi no en otras)

Faltas sin drama: no restan en Matemáticas (y casi no en otras)
“No se trata de aprobar por faltas, sino de valorar mejor la expresión y el razonamiento”. Fuente. Agencias

La gran sorpresa del nuevo modelo es que las faltas de ortografía dejarán de penalizar en Matemáticas, Dibujo Técnico, Empresa y Diseño de Modelos de Negocio. La idea es clara, no tiene sentido restar puntos por una tilde si el alumno ha resuelto correctamente una integral o un problema de física.

En otras materias, las penalizaciones también se suavizan:

  • En general, cada error ortográfico restará solo 0,1 puntos, frente a los 0,25 de antes.
  • En Lengua y Literatura, la penalización máxima será de 2 puntos, mientras que en el resto no podrá superar 1 punto.
  • Y lo mejor: las dos primeras faltas no cuentan.

Repetir la misma falta no se multiplica. Es decir, si escribes mal “examen” tres veces, solo se te penaliza una. Una pequeña victoria para los nerviosos del teclado. El lema detrás de este cambio, según los rectores, es contundente: “No se trata de aprobar por faltas, sino de valorar mejor la expresión y el razonamiento”. En otras palabras, se busca evaluar lo que realmente mide cada asignatura: la competencia lingüística en Lengua, el razonamiento en Matemáticas y la capacidad analítica en Filosofía o Historia.

Una prueba más justa, homogénea y orientada al futuro

Una prueba más justa, homogénea y orientada al futuro
Al menos el 50% del examen será práctico. Fuente: Agencias

La nueva PAU no solo cambia las reglas del examen, cambia la forma de pensar la enseñanza. A partir de 2026, todas las comunidades autónomas aplicarán una estructura de prueba común, con un nivel de optatividad y un porcentaje de práctica mínimo por asignatura.

En Historia de España, por ejemplo, al menos el 50% del examen será práctico, mientras que en Geografía o Matemáticas Aplicadas no podrá bajar de ese porcentaje. En Latín II, las preguntas prácticas oscilarán entre el 60% y el 70%.

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Consejo para los futuros universitarios, empieza a practicar con modelos reales. Ya se han publicado algunos exámenes tipo para que los alumnos y profesores puedan entrenar con el nuevo formato. Cuanto antes te familiarices con las preguntas competenciales, más fácil será el salto en 2026.

Además, este cambio refuerza la apuesta por un aprendizaje real, menos copiar y pegar, más pensar, razonar y relacionar, nada que ver con el modelo de enseñanza del pasado. Porque al final, la universidad no busca memorizadores, sino mentes críticas capaces de conectar ideas.

Una Selectividad que quiere parecerse más a la vida real

Una Selectividad que quiere parecerse más a la vida real
La nueva Selectividad no busca alumnos perfectos, sino preparados. Fuente: Agencias

La Selectividad 2026 no es solo un examen distinto, sino una declaración de intenciones. El sistema educativo español intenta ponerse al día con el mundo laboral y académico actual, donde se valora más la comprensión, la expresión y la resolución de problemas que la memorización mecánica.

Así que sí, habrá más práctica, menos castigo por errores formales y una evaluación más coherente. Porque escribir sin tildes no debería ser tan grave como no entender lo que se pregunta.

La nueva Selectividad no busca alumnos perfectos, sino preparados. Capaces de equivocarse, aprender y expresarse con criterio. Quizá, por fin, aprobar deje de ser cuestión de memoria… y empiece a ser cuestión de pensamiento.

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