La ansiedad del domingo llega sin avisar, justo cuando el fin de semana empieza a despedirse. Muchos la sienten como una sombra que lo devora todo, pero lo que pocos saben es que su origen podría estar en el plato, una revelación que lo cambia todo. Graciela Torres, nutricionista, confiesa que ella misma la padecía hasta que un descubrimiento sobre un alimento concreto le devolvió la paz. ¿Y si la solución estuviera en tu despensa?
Ese nudo en el estómago no es una sentencia, sino una señal de tu cuerpo que te avisa de que algo falta. Es la conocida angustia pre-lunes, pero la nutricionista Graciela Torres asegura que escucharla y darle lo que necesita es la clave para transformar el final del fin de semana. Su experiencia es clara: "Nunca más tuve esa horrible ansiedad del domingo a las 20 hs", y todo gracias a un simple ajuste en su alimentación que está al alcance de cualquiera.
¿POR QUÉ ODIAMOS LOS DOMINGOS POR LA TARDE?
El fin de semana se nos vende como una fiesta de desconexión y planes improvisados, un respiro necesario. Sin embargo, al caer la tarde, la proximidad del lunes desencadena una respuesta de estrés anticipatorio que tiñe de gris las últimas horas de descanso. Graciela Torres recuerda perfectamente esa sensación, una tristeza dominical que parecía inevitable hasta que entendió su verdadero origen, uno que no tenía nada que ver con su trabajo.
Este fenómeno tiene un culpable principal escondido en nuestro cerebro, un director de orquesta que pierde la batuta. Tras el subidón de actividad y ocio del viernes y sábado, los niveles de serotonina, conocida como la hormona del bienestar, caen en picado, dejándonos expuestos a ese malestar del final de semana. No es manía tuya, es pura bioquímica, un desajuste que te hace vulnerable a la ansiedad del domingo.
EL CEREBRO TAMBIÉN NECESITA SU PROPIO "COMBUSTIBLE"

La serotonina no se genera de la nada; necesita una materia prima para producirse, un aminoácido esencial llamado triptófano. Cuando nuestro cuerpo no lo recibe en cantidades suficientes, el cerebro no puede fabricar el neurotransmisor que nos mantiene calmados y positivos, abriendo la puerta al pavor al lunes. La nutricionista Graciela Torres lo explica de forma sencilla: sin los ladrillos adecuados, es imposible construir una pared sólida contra el estrés.
Por tanto, la batalla contra esa depresión de los domingos no se libra solo con fuerza de voluntad o intentando distraerse. La estrategia más inteligente, según la experiencia de Torres, es puramente nutricional. Si le das a tu organismo lo que necesita, tu sistema nervioso tendrá las herramientas para mantenerse equilibrado de forma natural, evitando esos valles emocionales que arruinan el final de tu merecido descanso.
"NUNCA MÁS TUVE ESA HORRIBLE SENSACIÓN": LA REVELACIÓN
"Era un reloj, cada domingo a la misma hora empezaba a sentir esa opresión en el pecho", confiesa Graciela. Durante años pensó que era simplemente estrés laboral acumulado. Sin embargo, su formación en nutrición la llevó a investigar la conexión entre dieta y estado de ánimo, una línea de trabajo que la conduciría a la solución definitiva para su melancolía del domingo y que ahora comparte para ayudar a otros.
Fue entonces cuando ató cabos y diseñó un plan de ataque. No se trataba de una dieta restrictiva ni de suplementos extraños, sino de algo mucho más simple. La clave, como ella misma descubrió, era incorporar un alimento específico rico en triptófano en un momento estratégico del día. Este pequeño gesto fue el que la llevó a afirmar con rotundidad que nunca más volvió a sufrir esa temida ansiedad del domingo.
EL DESAYUNO (O CENA) QUE TE SALVARÁ DEL BAJÓN DOMINICAL

El secreto no es más que un bol de avena con plátano y un puñado de nueces. Este trío de ases es una bomba de bienestar para tu cerebro, tal y como explica la nutricionista. El plátano y la avena son ricos en triptófano, las nueces aportan magnesio y omega-3, que ayudan a reducir el cortisol, la hormona del estrés. Una combinación perfecta para estabilizar tu química cerebral antes de que llegue el bajón.
Puedes tomarlo en el desayuno para empezar el día con las reservas de serotonina a tope o como cena ligera para asegurar un descanso reparador. "No se trata de un remedio mágico, sino de darle al cuerpo lo que necesita", insiste Graciela. Es un hábito que te permite recuperar el control y transformar el síndrome del domingo por la tarde en una tarde de calma y preparación para la semana.
TRANSFORMA TU DOMINGO: UN PEQUEÑO GESTO, UN GRAN CAMBIO
La clave, según la experiencia que transformó a Torres, no es luchar contra el calendario ni odiar los lunes, sino fortalecer tu propia resiliencia interior. Entender que tienes el poder de influir en tu estado de ánimo a través de la alimentación es liberador. Al final, la constancia en este hábito es lo que crea un escudo neuroquímico duradero, haciendo que los domingos vuelvan a ser días de auténtico descanso.
Dejar de ser una víctima del reloj biológico y del estrés anticipatorio es más fácil de lo que parece. La solución para esa molesta ansiedad del domingo es darle a tu cerebro las herramientas para que afronte la semana con energía y calma. Un pequeño gesto en tu rutina que te devolverá la paz de los domingos y te hará mirar al lunes con otros ojos.
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