Oasis, Bad Bunny y las entradas con precio cambiante: Consumo investiga lo que esconde el algoritmo de las plataformas de venta

Los conciertos más esperados del año, como los de Oasis o Bad Bunny, no solo generan enormes colas y reventas. Sino que también activan un modelo de venta conocido como "precio dinámico" que investigan desde Consumo.

Hablamos de un sistema, un algoritmo que ajusta el coste de las entradas en función de la demanda, la hora, el día e incluso el perfil del comprador. Lo que ayer costaba 100 euros, hoy puede superar los 200 y hasta los 300 euros.

Para los promotores y plataformas, es una fórmula eficiente para maximizar beneficios y optimizar aforos. Para el consumidor, sin embargo, puede convertirse en una experiencia frustrante, llena de incertidumbre y desconfianza.

Publicidad

CONSUMO INVESTIGA LOS PRECIOS DINÁMICOS EN LA VENTA DE ENTRADAS A CONCIERTOS COMO LOS DE OASIS Y BAD BUNNY

Ante las crecientes denuncias y quejas, el Ministerio de Consumo ha iniciado una investigación para determinar si este sistema cumple con la normativa de transparencia y derechos del consumidor. La preocupación es que el algoritmo de precios dinámicos pueda esconder prácticas poco claras, sin ofrecer información suficiente sobre por qué un asiento vale más o menos en un momento determinado.

"Los precios dinámicos desafían la relación tradicional entre consumidor y vendedor, en la que los consumidores están amparados por ley a comprar productos o adquirir servicios a un precio determinado, previamente conocido", asegura la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que critica que esta práctica supone "cambiar el precio de un producto de una manera rápida y flexible en respuesta a varios algoritmos, entre ellos, las demandas del mercado, de tal forma que quienes comercializan un determinado bien o servicio no proporcionan una información transparente o exacta sobre el precio final". 

Oasis, Bad Bunny y las entradas con precio cambiante: Consumo investiga lo que esconde el algoritmo de las plataformas de venta Fuente: Agencias
Mural de Oasis en Manchester Fuente: Agencias

Los precios han aumentado, pero en algunos casos también la calidad de los shows y la producción. "Los conciertos, los proyectos, los EPs todo genera un dinero que se reinvierte", cuentan desde la organización.

CÓMO FUNCIONA EL ALGORITMO DETRÁS DE LAS ENTRADAS

También lo explicaba así Eugeni Calsamiglia, de la compañía Ticketmaster, a Europa Press: "La gente paga lo que quiere pagar. Las entradas se acaban vendiendo, lo que no se sabe el precio. La cuestión es que cuando las ponemos a la venta esas entradas ya no valen 190 euros, sino 800, de manera que al revendedor le dejamos un margen pequeño e igual no le compensa. Al final tú decides, nadie te pone una pistola para comprar una entrada", contaba, a la vez que revelaba que existe "un equipo que lo va ajustando por experiencia y tecnología.

Desde el ministerio aseguran que quieren garantizar que los usuarios comprendan el proceso de fijación de precios y que no se vulneren derechos básicos. En juego está no solo la protección económica del consumidor, sino también la confianza en la industria cultural y musical.

Oasis, Bad Bunny y las entradas con precio cambiante: Consumo investiga lo que esconde el algoritmo de las plataformas de venta Fuente: Agencias
Fuente: Agencias

Los seguidores de Oasis, Bad Bunny y otros han comenzado a notar diferencias notables incluso en cuestión de horas. Algunos fans reconocen haber llegado a pagar más del doble por una entrada según el momento en que la compraban.

Esta variabilidad genera el debate de que mientras algunos justifican el precio dinámico como una respuesta al mercado y la alta demanda, otros lo consideran una práctica injusta que favorece a quienes pueden pagar más. En redes sociales, proliferan los comentarios de compradores sorprendidos y molestos.

Publicidad

CONSUMO BUSCA QUE LAS PLATAFORMAS INFORMEN DE MANERA CLARA SOBRE CÓMO FIJAN LOS PRECIOS

La investigación de Consumo podría derivar en nuevas regulaciones para limitar el uso de precios dinámicos o exigir más transparencia a las plataformas. El objetivo sería que el público pueda decidir con conocimiento de causa y que el acceso a eventos culturales no dependa únicamente del bolsillo.

Para la industria musical, este proceso supone un reto: equilibrar la viabilidad económica de grandes eventos con la protección del consumidor. El caso de Oasis y Bad Bunny es solo el comienzo de una discusión más amplia sobre el futuro del consumo de la música en España.

Publicidad