Medvédev sufre pero avanza: el muro que no logró romper el "tercer tenista"

El torneo de Shanghái expuso una vez más las luces y sombras de Daniil Medvedev. En un año en el que los grandes torneos se le han resistido, el ruso logró avanzar a cuartos tras superar a Learner Tien en un duelo marcado por calambres y altibajos. Sin embargo, aunque ganó, los interrogantes sobre su capacidad de dominar el circuito en la era post-'Big Three' permanecen intactos.

Ante el joven estadounidense Learner Tien, Daniil ganó por 7-6, 6-7 y 6-4, en un partido largo, con altibajos y momentos de frustración. Al final, se impuso la experiencia, pero también quedó la sensación de que aquel Medvédev dominante de hace unos años todavía no ha vuelto.

Medvédev busca reencontrarse consigo mismo en Shanghái

Durante el encuentro, el ruso mostró su versión más resistente, aunque también más vulnerable. Terminó exhausto, con calambres y gestos de incomodidad, algo que refleja el punto en el que se encuentra: con oficio y talento, pero sin la continuidad que le llevó a ser número uno del mundo.

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2025 no está siendo su mejor temporada. Medvédev, número 18 del ránking ATP, apenas ha conseguido resultados destacados en los grandes torneos, y su rendimiento ha estado lejos del nivel que ofrecía cuando se coló entre los grandes nombres del circuito. Su tenis sigue siendo sólido desde el fondo, con esa peculiar forma de defender cada punto, pero le falta chispa, confianza y regularidad.

El difícil reto de Medvédev de mantenerse entre los mejores

En Shanghái buscaba más que una victoria: necesitaba reencontrarse con sensaciones, recuperar ritmo y recordar lo que se siente al mandar sobre la pista. Y aunque el resultado fue positivo, su nivel dejó claro que todavía hay mucho camino por recorrer.

Medvédev fue, durante un tiempo, el gran candidato a tomar el relevo del Big Three (Federer, Nadal y Djokovic). Incluso llegó a poner en aprietos a Novak en más de una final importante. Pero esa versión agresiva, valiente y ganadora ha ido desapareciendo entre lesiones, dudas y una competencia cada vez más feroz.

Medvédev sufre pero avanza: el muro que no logró romper el "tercer tenista" Fuente: Masters 1.000 Shanghái
Daniil Medvédev en Shanghái Fuente: Masters 1.000 Shanghái

Hoy, el ruso lucha por mantenerse en la pelea con los nuevos dominadores del circuito, como Carlos Alcaraz, Jannik Sinner o Holger Rune. Todos ellos representan el cambio de era que ya está en marcha. Medvédev, con 29 años, se encuentra en una frontera complicada: demasiado joven para ser considerado veterano, pero ya lejos de la frescura que tienen los nuevos talentos.

Su triunfo en Shanghái no fue brillante, pero sí importante. Más allá del marcador, lo relevante fue su capacidad para resistir cuando todo parecía en contra. En los momentos decisivos, tiró de oficio y cabeza, recordando por qué sigue siendo uno de los jugadores más competitivos del circuito.

Fue un partido luchado, de esos que sirven para recuperar confianza. Porque Medvédev sabe que, si quiere volver a pelear por títulos grandes, tendrá que recuperar esa dureza mental que siempre fue su sello. El talento lo sigue teniendo, pero necesita volver a creérselo.

Cada temporada que pasa, las oportunidades se reducen. El tenis de hoy no espera a nadie, y el ritmo al que irrumpen las nuevas generaciones hace que mantenerse en la cima sea una tarea cada vez más difícil. Medvédev lo sabe, y por eso cada victoria, por pequeña que parezca, cuenta más de lo que refleja el marcador.

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Su objetivo no es solo ganar partidos, sino volver a disfrutar del proceso. Recuperar esa sensación de control, de sentirse superior. Porque cuando Medvédev se conecta y juega con confianza, sigue siendo capaz de ganar a cualquiera.

Una última oportunidad para volver a creer

El ruso afronta esta parte final de la temporada con la esperanza de cerrar el año con buenas sensaciones. Sabe que no puede vivir del pasado, pero también que su mejor versión no ha desaparecido. Solo necesita encontrarla de nuevo.

Shanghái puede ser el punto de partida de esa recuperación. Un torneo que no le servirá solo para sumar victorias, sino para recordar que todavía tiene tenis, cabeza y ambición para seguir en la lucha. Medvédev no quiere ser el jugador que estuvo cerca del Big Three, sino aquel que fue capaz de desafiarlo.


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