"Ese tupper de plástico que calientas en el microondas está soltando un veneno que altera tus hormonas", sentencia el Dr. Carlos Soler (55), químico alimentario

Los plásticos más peligrosos son los identificados con los códigos de reciclaje 3, 6 y 7, ya que pueden desprender Bisfenol A (BPA) y ftalatos, conocidos disruptores endocrinos. Las alternativas más seguras son los recipientes de vidrio, por ser un material inerte, y los plásticos certificados como "libres de BPA" o fabricados con polipropileno (código 5).

Ese tupper de plástico que usas cada día podría estar saboteando tu salud silenciosamente. Es la cruda advertencia del Dr. Carlos Soler, un químico alimentario que lleva años estudiando estos materiales: "ese tupper de plástico que calientas en el microondas está soltando un veneno que altera tus hormonas". Puede parecer una exageración tremendista, pero, ¿y si ese gesto tan inofensivo de calentar las sobras tuviera un lado oscuro que desconocemos por completo? La comodidad podría estar pasándonos una factura muy cara.

La clave de la advertencia del Dr. Soler está en un proceso invisible llamado lixiviación, que se acelera con el calor. Es posible que al leer esto pienses que es una alarma más, pero cuando entiendas lo que ocurre a nivel molecular, quizás mires a tus recipientes de comida con otros ojos. Porque según sentencia el químico, ciertos plásticos liberan sustancias químicas que imitan a nuestras hormonas naturales. Esto puede desencadenar un caos en el delicado equilibrio de nuestro organismo, y todo empieza con un simple gesto cotidiano.

EL CÓDIGO OCULTO EN LA BASE DE TU TÁPER: ¿QUÉ SIGNIFICA?

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¿Te has fijado alguna vez en el pequeño triángulo con un número en su interior grabado en la base de tu fiambrera? No es un simple adorno, es un código de reciclaje que revela su composición. El Dr. Soler insiste en que no todos los plásticos son iguales, y conocer estos números es nuestra primera línea de defensa. De hecho, los plásticos marcados con los números 3 (PVC), 6 (PS) y 7 (otros, a menudo con policarbonato) son los más preocupantes.

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Estos códigos aparentemente inofensivos esconden una realidad química que debemos conocer. Al calentarse, un tupper de plástico con el número 3 puede liberar ftalatos, mientras que los marcados con el 6 y el 7 son famosos por desprender estireno y Bisfenol A (BPA), respectivamente. Como advierte el Dr. Carlos Soler, estos compuestos son conocidos disruptores endocrinos que migran a los alimentos. Es una transferencia invisible pero con consecuencias muy reales para nuestra salud a largo plazo.

DISRUPTORES ENDOCRINOS: EL ENEMIGO INVISIBLE EN TU COCINA

La advertencia sobre el tupper de plástico se centra en unas sustancias capaces de alterar por completo el sistema hormonal. Fuente: Freepik
La advertencia sobre el tupper de plástico se centra en unas sustancias capaces de alterar por completo el sistema hormonal. Fuente: Freepik

Imagina que unos impostores se cuelan en el sistema de comunicación de tu cuerpo y empiezan a dar órdenes equivocadas. Eso es, a grandes rasgos, lo que hacen los disruptores endocrinos como el BPA y los ftalatos. Estas moléculas tienen una estructura tan similar a nuestras hormonas que el cuerpo las confunde, como bien señala el Dr. Carlos Soler. Así, estas sustancias químicas pueden bloquear o imitar a las hormonas, interfiriendo en funciones vitales.

El problema es que esta interferencia no es un asunto menor y puede tener efectos muy serios. La exposición continuada a estos compuestos que se desprenden de ciertos recipientes para microondas se ha relacionado con una lista creciente de problemas de salud. Según diversos estudios, la alteración hormonal se asocia con problemas de fertilidad, trastornos metabólicos como la obesidad y un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer. Una amenaza invisible que se cuela en nuestra dieta a través de algo tan común como un táper.

¿POR QUÉ EL CALOR DEL MICROONDAS ES EL DETONANTE?

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Cuando calientas la comida, no solo sube la temperatura de los alimentos, sino también la del envase que los contiene. Es precisamente este calor el que actúa como un detonante, debilitando la estructura química del plástico alimentario. El Dr. Carlos Soler lo explica de forma muy gráfica: el calor hace que el plástico "sude" sus componentes químicos. Este proceso, conocido como migración o lixiviación, transfiere compuestos como el BPA y los ftalatos directamente a tu comida.

Peor aún, el riesgo se multiplica con el tiempo y el uso. Un tupper de plástico viejo, rayado por los cubiertos o deformado por el calor, es mucho más propenso a liberar estas sustancias nocivas, incluso si en su día fue etiquetado como "apto para microondas". Por eso, el químico insiste en que los arañazos y el desgaste crean microfisuras que facilitan la fuga de aditivos tóxicos. La vida útil de estos utensilios de cocina es más corta de lo que pensamos.

LAS ALTERNATIVAS QUE PROTEGEN TU SALUD (Y TU COMIDA)

Afortunadamente, existen opciones mucho más seguras que el tradicional tupper de plástico para calentar nuestros alimentos. Fuente: Freepik
Afortunadamente, existen opciones mucho más seguras que el tradicional tupper de plástico para calentar nuestros alimentos. Fuente: Freepik

Frente a la contundente advertencia del Dr. Carlos Soler, la solución más eficaz y recomendada por los expertos es hacer una transición hacia materiales inertes. Los recipientes de almacenamiento de vidrio se posicionan como la alternativa estrella. El cristal no es poroso, no absorbe olores ni sabores y, lo más importante, el vidrio es un material completamente inerte que no libera ninguna sustancia química al calentarse. Es la opción más segura y duradera.

Si el peso del cristal es un inconveniente, también hay otras opciones válidas. El acero inoxidable es perfecto para conservar y transportar alimentos fríos, y ya existen en el mercado plásticos más seguros, libres de compuestos dañinos. La clave, según el consejo del Dr. Soler, es buscar activamente una fiambrera segura que especifique "libre de BPA" y que esté fabricada con plásticos con los códigos 2, 4 o, preferiblemente, 5 (Polipropileno o PP).

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UN PEQUEÑO GESTO DIARIO CON UN IMPACTO GIGANTE

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Tomar la decisión consciente de cambiar la forma en que calentamos la comida es un acto de empoderamiento sobre nuestra propia salud. La advertencia de que "ese tupper de plástico que calientas en el microondas está soltando un veneno que altera tus hormonas" no busca generar pánico, sino conciencia. El Dr. Carlos Soler lo resume como una elección informada. Dejar de lado los plásticos de riesgo es un pequeño cambio en la rutina diaria que reduce drásticamente tu exposición a disruptores endocrinos.

Al final, este gesto va más allá de evitar un riesgo; se trata de ganar tranquilidad. Calentar tus alimentos en un recipiente de cristal o en un contenedor de comida de plástico seguro te da la certeza de que estás nutriendo tu cuerpo sin añadirle una carga tóxica innecesaria. Es una inversión directa en tu bienestar futuro, una forma sencilla y efectiva de cuidar de ti y de los tuyos, garantizando que lo único que llegue a tu plato sea, simplemente, comida.

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