Las madres españolas atraviesan una situación crítica, ocho de cada diez reconocen sentirse sobrecargadas, una cifra que supera con creces la media europea. El estudio de la ONG Make Mothers Matter, que se presentará en el Parlamento Europeo, dibuja una realidad preocupante marcada por la ansiedad, la depresión posparto y el agotamiento mental.
Detrás de estos datos está un problema estructural, la falta de conciliación y el desigual reparto de las tareas domésticas, que siguen recayendo mayoritariamente en ellas. El informe advierte de que esta “crisis silenciosa” afecta no solo al bienestar individual de las madres, sino también al equilibrio económico y social del país.
La carga mental y la escasez de apoyos institucionales empujan a muchas mujeres a reducir su jornada laboral o abandonar empleos a tiempo completo tras la maternidad. La consecuencia es un círculo vicioso del que cada vez más se dificulta salir, menos reconocimiento, menos oportunidades y más presión psicológica. Una realidad que exige medidas urgentes en materia de salud mental, conciliación y apoyo social.
Sobrecarga invisible: las madres asumen la mayoría de las tareas domésticas y de cuidado

En España, la maternidad sigue marcada por una desigualdad evidente y contradictoriamente y extrañamente, cada vez más “normalizada”, el 64% de las tareas domésticas recaen en las mujeres, sin importar si trabajan fuera de casa o no. Esta sobrecarga, invisible para muchos, se convierte en un peso añadido que limita sus oportunidades laborales y deteriora su bienestar emocional. La falta de corresponsabilidad dentro del hogar sigue siendo uno de los grandes retos pendientes.
Las consecuencias de este reparto desigual son profundas y se manifiestan a mediano y largo plazo, cuando ya es tarde para volver a empezar incluso. Muchas madres terminan renunciando a su carrera profesional, reduciendo jornadas o asumiendo dobles turnos que apenas les dejan espacio personal y cuando hablamos de “madres solteras”, el escenario se vuelve mucho más complejo, porque la ayuda simplemente desaparece. El esfuerzo constante, sumado a la falta de reconocimiento social, genera una sensación de aislamiento que impacta directamente en su calidad de vida.
Ansiedad, depresión y agotamiento: la cara oculta de la maternidad en España

Los datos son contundentes, ocho de cada diez madres españolas se sienten sobrepasadas y más de la mitad reconoce haber sufrido problemas de salud mental. La ansiedad y la depresión se han convertido en diagnósticos habituales, mientras que la depresión posparto afecta a casi una de cada cinco mujeres con bebés menores de un año. Se trata de una crisis silenciosa que todavía no recibe la atención suficiente.
El desgaste emocional no solo afecta a las madres, sino también a las dinámicas familiares evidentemente, ya que la madre se convierte en el pilar que sostiene a la familia y cuando este pilar “tambalea” toda la familia lo sufre. La falta de apoyo y recursos provoca que muchas mujeres afronten la crianza en soledad, acumulando un nivel de estrés que termina afectando su salud física y mental, y que muchas veces se manifiesta con enfermedades mucho más complejas. Esta realidad revela una urgencia, reforzar los servicios de salud mental y reconocer la maternidad como un desafío social, no solo individual.
Conciliación pendiente: las medidas que reclaman las familias para aliviar la presión

La raíz del problema está en la falta de conciliación real. Tras el nacimiento del primer hijo, el número de madres que trabajan a tiempo completo cae del 79% al 52%, lo que demuestra que muchas se ven obligadas a ajustar sus carreras para cuidar de sus hijos. La rigidez de los entornos laborales y la falta de apoyo institucional hacen que la maternidad se viva como un obstáculo en lugar de un derecho protegido.
Las madres no solo piden más permisos de maternidad y paternidad, sino también horarios flexibles, teletrabajo y servicios de guardería accesibles. Reclaman un sistema que valore su papel y reparta de manera justa las cargas del cuidado, y todas estas peticiones se traducen en una sola palabra “justicia”. Sin estos cambios, la maternidad seguirá siendo un desafío personal que muchas mujeres afrontan solas, cuando en realidad debería asumirse como una responsabilidad compartida por toda la sociedad.
España afronta hoy en día escasez de mano de obra por una población envejecida y una tasa de natalidad que desciende más y más, y a mediano y largo plazo será mucho mayor, todas estas circunstancias y muchas otras, hacen que el papel de las mujeres en la sociedad sea más valorado, y la falta de apoyo institucional evidencia una realidad distinta.