Especial 20 Aniversario

En España los ‘perrhijos’ han reestructurado el núcleo familiar, aunque su cuidado cueste más de 2.700 euros

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En España ya hay más perros que niños menores de 15 años, según afirma la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC). Este dato refleja una transformación cultural evidente: hemos pasado del modelo clásico de familia a uno multiespecie con los «perrhijos». En este nuevo esquema, muchos jóvenes adultos, especialmente millennials, han decidido no tener hijos (por ahora o definitivamente) y canalizan sus cuidados, afecto y recursos en sus mascotas. 

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Los perros —o «perrhijos», como se les llama en redes— son ahora miembros plenos del hogar. Pero, ¿qué hay detrás de esta decisión? ¿Qué implica emocional y económicamente criar a un perro como si fuera un niño? ¿Qué trasfondo psicológico puede existir detrás de esta decisión?

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Una nueva forma de familia

Una nueva forma de familia
Una nueva forma de familia | Fuente: Pexels

Que el papa Francisco criticara este fenómeno en 2022, al decir que «muchas parejas no tienen hijos porque no quieren o tienen solamente uno porque no quieren otros, pero tienen dos perros, dos gatos… Ocupan el lugar de los hijos», es solo una muestra de lo polémico que puede llegar a ser este cambio de paradigma. Pero la realidad es clara: el modelo de familia está cambiando exponencialmente. Características clave de cómo los perrhijos han transformado a las familias actuales:

TransformaciónDescripción
Redefinición familiarLos perros son considerados hijos, con derechos y rutinas similares.
Cambio en prioridades económicasSe invierte más en mascotas que en hijos en muchos hogares.
Nuevas dinámicas domésticasLas mascotas influyen en horarios, viajes y decisiones familiares.
Impacto emocionalOfrecen compañía, estabilidad y sentido de propósito.
Cambios legalesCustodias compartidas y reconocimiento jurídico como miembros de familia.

Los perros ya no son simples animales de compañía. Son parte del núcleo familiar, con derechos y cuidados que hace unas décadas eran inimaginables. La «generación perrhijos» no es un capricho moderno, es una respuesta a cambios sociales, económicos y afectivos. Y ha llegado para quedarse.

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