Ronald Araújo vive días decisivos en su relación con el FC Barcelona. El defensor uruguayo se encuentra justo en la mitad del breve período en el que podría abandonar el club por una suma muy por debajo de su verdadero valor en el mercado. Desde el pasado 1 de julio hasta el próximo martes 15, su cláusula de rescisión se reduce a apenas 60 millones de euros, una cifra que, en el contexto europeo, representa una auténtica ganga por un central de primer nivel.
Esta cláusula especial fue parte del acuerdo que firmó en enero, cuando extendió su contrato hasta junio de 2031. En ese momento, todo apuntaba a un posible salto hacia la Juventus, pero el uruguayo eligió quedarse. Lo hizo respaldado por el apoyo de la directiva, sus compañeros y con la ilusión de volver a ser importante tras una temporada en la que perdió protagonismo frente a Iñigo Martínez y Pau Cubarsí.

Esa cláusula temporal funcionó como un seguro compartido. Por un lado, le daba al jugador una salida accesible si su rol volvía a ser secundario. Por otro, protegía al club ante una posible oferta irrechazable. Hoy, con la mitad del plazo cumplido, los movimientos en torno a su figura son escasos, pero en el entorno culé persiste una sensación de incertidumbre.
El regreso de Araújo marca territorio
Lejos de alimentar rumores, Araújo ha mostrado gestos que refuerzan su compromiso con los colores blaugranas. Recién casado en Montevideo, volvió a Catalunya con el mate en mano y el escudo del club en el pecho. El próximo domingo está citado para los reconocimientos médicos que marcan el inicio de la pretemporada, donde se pondrá a las órdenes de Hansi Flick.
Durante las vacaciones, no se relajó. Se entrenó por su cuenta en su casa, enfocado en llegar en óptimas condiciones para pelear nuevamente por un lugar entre los titulares. Quiere dejar atrás una campaña irregular y volver a ser ese líder defensivo que tanto valora el barcelonismo.
Desde las oficinas del club, los mensajes han sido igual de claros. El director deportivo Deco dejó entrever que su intención no es debilitar la plantilla, sino fortalecerla. Sin decirlo directamente, todo indica que si algún central tiene que salir, ese no será Araújo. En cambio, los focos se posan sobre Andreas Christensen, quien podría dejar una suma interesante si llega la oferta adecuada.
Juventus se aleja del camino
El interés de la Juventus, que a comienzos de año estuvo cerca de concretar su fichaje, se ha ido desdibujando con el paso de los meses. La salida de Cristiano Giuntoli, principal impulsor de su llegada, sumado a la reestructuración interna del club italiano, ha enfriado por completo las negociaciones. Con la llegada de Damien Comolli, la entidad turinesa ha virado hacia una política de fichajes más conservadora.
Un ejemplo claro es la reciente incorporación de Pierre Kalulu desde el Milan, por apenas 15 millones de euros. Una operación que se aleja mucho de lo que implicaría traer a Araujo. Más allá de la Juve, también hubo contactos desde clubes como el Bayern Múnich y el Manchester United, pero ninguno logró seducir al zaguero. En el caso de los ingleses, la falta de competencia europea pesa en la balanza. Y con los alemanes, la incertidumbre del nuevo proyecto no termina de convencer al uruguayo.
Araújo tiene claro dónde quiere estar. Se siente valorado en el Barça, sabe que tiene margen para recuperar su mejor versión y que, si lo logra, puede ser clave en la defensa. Con solo una semana por delante para que expire esta ventana excepcional, todo indica que seguirá en la Ciudad Condal.