La situación de Xabi Alonso en el Real Madrid ha entrado en una fase de examen permanente. Cada noventa minutos no son una oportunidad de mejora, sino un juicio sumarísimo al tolosarra que, de manera habitual, gane o pierda el equipo, acaba con una lluvia de críticas hacia su figura.
Existe una realidad que es evidente y complicada de tapar bajo el brillo de las estrellas: el juego ha involucionado, el estilo es irreconocible...