Es curioso cómo el verano, ese periodo en el que el calor pareciera quitarnos el hambre, se convierte paradójicamente en una de las épocas donde más aumentamos de peso. Playa, piscina, terraza o montaña da igual el escenario: los aperitivos veraniegos están a la orden del día. Pero ¿y si te dijéramos que se puede disfrutar de los alimentos sin remordimientos?
Porque el verdadero secreto no está en decirle adiós al picoteo, sino en elegir bien. Por eso, especialistas en nutrición han dado a conocer cómo transformar cada snack en un alimento aliado de nuestra salud, sin perder sabor, sin resignar frescura y, por supuesto, sin renunciar al placer.
3Qué alimentos elegir para un snack ideal

La clave no está en prohibir, sino en priorizar. Así lo resume Martorell: “Más que hablar de lo que hay que evitar, lo importante es aprender a priorizar snacks saludables que nos nutran y nos sacien”. Esto significa dejar de lado, en la medida de lo posible, aquellos productos cargados de aditivos y centrarse en la calidad de lo que se consume.
Laura Jorge coincide y sugiere evitar embutidos, quesos muy grasos o productos con harinas refinadas, ya que “no nos sacian y favorecen el picoteo constante”. En cambio, recomienda alimentos como el yogur natural, el queso fresco o los frutos secos en cantidades moderadas.
Para asegurarnos de que estamos eligiendo un buen alimento, es fundamental que contenga fibra, proteínas de calidad, agua y grasas saludables. Cuanto menos procesado, mejor. Cuanto más fresco y natural, más beneficios para nuestro organismo. Algunos ejemplos ideales incluyen:
- Un puñado de frutos secos crudos o tostados sin sal.
- Bastones de zanahoria o pepino con hummus casero.
- Rodajas de sandía o melón, bien frías.
- Queso fresco con tomate cherry.
- Yogur natural con trocitos de fruta.