Especial 20 Aniversario

El truco de la abuela que convierte un simple huevo en la tortilla más esponjosa que probarás (y no es la harina)

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En España, la tortilla de patatas no es solo un plato, es una institución, un pilar de nuestra gastronomía, y la búsqueda de la perfección en su elaboración es casi una religión. Cada casa guarda con celo el secreto transmitido de generación en generación para conseguir esa textura ideal, ese punto justo de cuajado que eleva un simple conjunto de huevos y patatas a la categoría de manjar. Se debate sin fin si con o sin cebolla, si más o menos hecha, pero hay un consenso universal: la esponjosidad es un valor innegociable para muchos.

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Conseguir esa nube dorada en el plato, esa tortilla que al cortarla revela una estructura aireada y jugosa, parece a veces un misterio reservado solo a manos expertas o a esas abuelas cuyas cocinas son templos del sabor. Durante años, se han barajado trucos de todo tipo, desde añadir un poquito de leche, hasta la controvertida pizca de levadura o bicarbonato, pero la verdad es que el secreto para esa textura aérea podría ser mucho más sencillo y tradicional de lo que pensamos. La clave, esa diferencia sutil que transforma la tortilla, se esconde en los detalles menos evidentes del proceso.

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EL MISTERIO DE LA TORTILLA PERFECTA DESVELADO

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La aspiración de cualquier cocinero amateur o profesional es lograr que su tortilla sea recordada por su ligereza, por esa sensación de morder una esponja tierna llena de sabor. Olvidemos por un momento las discusiones sobre la cebolla, el aceite o el grosor; la textura es, para muchos paladares, el factor diferencial que eleva una buena tortilla a la categoría de sublime. Es el santo grial de la cocina casera española, un desafío que ha llevado a innumerables experimentos y a desenterrar saberes ancestrales que, quizás, habíamos olvidado en la era de las prisas.

Este afán por la esponjosidad nos retrotrae a las cocinas de nuestras abuelas, donde la intuición y el conocimiento transmitido oralmente superaban a menudo cualquier manual de cocina moderno. Ellas sabían, sin necesidad de explicaciones científicas complejas, que pequeños gestos en la preparación podían tener un impacto monumental en el resultado final. Y es precisamente de uno de esos gestos, uno aparentemente insignificante, del que nace el truco que nos ocupa, capaz de revolucionar nuestra manera de entender y preparar la tortilla.

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