Con la llegada del verano, son muchas las parejas que aprovechan para pasar más tiempo juntos, ya sea a través de viajes o simplemente por estar unidos durante los días de vacaciones. Sin embargo, el verano puede ser tan emocionante como dramático para las relaciones sentimentales, ya que las parejas se enfrentan a distintos desafíos y peligros que amenazan su estabilidad y ponen a prueba su vínculo.
En determinadas ocasiones, estas complicaciones terminan desembocando en ruptura. En el diario Qué! hemos podido charlar con Luis Guillén Plaza, psicólogo sanitario de Psicopartner (especializados en el sector de la salud de la psique, la sexología y la terapia de pareja) quien nos da más de una decena de claves para evitar discusiones, frustraciones y divorcios en las pocas semanas de descanso que podemos aprovechar en verano.
Las razones por las que hay más rupturas de pareja en verano
El experto nos explica qué factores pueden contribuir a que una relación se tambalee durante los meses de verano. En primer lugar, el más obvio es la infidelidad, que puede entrar en escena por el hecho de mayores oportunidades de viajar y socializar, exponiendo a las parejas a situaciones de tentación y encuentros casuales.
También se han de tener en cuenta las diferencias en el deseo sexual, ya que el aumento del tiempo libre y la relajación de la temporada estival influye en cada miembro de la pareja de diferente forma. Como consecuencia, se genera insatisfacción y frustración una vez existe una discrepancia significativa.
Otro apartado es el de las distintas expectativas de los miembros de la pareja. Al planificar las vacaciones juntos, pueden no coincidir las elecciones de destino, duración, nivel de actividad e incluso presupuesto. Asimismo, afloran habitualmente los problemas no resueltos que se han ido ignorando durante los últimos meses debido a la velocidad de la rutina y el día a día. Al disponer de más tiempo, suelen salir a la luz conflictos que, si no se abordan de manera efectiva, provocan el fin de la relación. Hay que puntualizar que lo contrario es peligroso: centrarse demasiado en las actividades y descuidar la conexión emocional abre una brecha importante.
Disponer de más tiempo de pareja puede provocar que salgan a la luz conflictos que, si no se abordan de manera efectiva, provocarán el fin de la relación
Y es que estos cambios en la rutina diaria, con horarios diferentes, menos responsabilidades y una falta de estructura clara genera tensiones en determinador perfiles. En este sentido, el exceso de tiempo juntos puede ser tan positivo como negativo: no dejar el suficiente espacio personal genera estrés, aburrimiento o sensación de asfixia. Para evitarlo es necesario encontrar un equilibrio saludable.

Asimismo, hay que tener en mente que el mayor tiempo también implica mayor reflexión personal. Las personas indagan más sobre sus vidas y relaciones en momentos de relajación, dándose cuenta en ciertos casos de que no están satisfechos o de que no se comparten -o no encajan con la dinámica actual- las mismas metas o deseos.
Por último, el psicólogo Guillén Plaza apunta hacia las expectativas románticas exageradas por parte de parejas que idealizan las vacaciones de verano. Muchos esperan una etapa repleta de momentos memorables y de experiencias compartidas para el recuerdo; si no se cumplen las esperanzas de alguno de los miembros de la relación, es posible que la misma termine.
No hay que olvidar, evidentemente, la influencia directa de los problemas financieros. Los gastos adicionales de las actividades en la temporada estival ejercen presión sobre la relación, sobre todo si hay diferencias en la pareja en cuanto a la forma en la que se maneja el dinero disponible.