Especial 20 Aniversario

¿Cómo recuperar tu peso sin caer en dietas milagro? Lo que dicen los expertos sobre la temporada de tentaciones

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El buen clima y el calor son sinónimos de ocio, reuniones, viajes y excesos. No hay que sentirse culpable por haber comido más de la cuenta durante las vacaciones, pero sí es importante actuar con responsabilidad al regresar a la rutina. Y es que, cuando el calor se despide y los días comienzan a acortarse, también es momento de replantearse hábitos y volver a una dieta equilibrada.

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La vuelta de las vacaciones no solo marca el regreso a la oficina, sino también el intento desesperado de muchos por librarse de esos kilos de más acumulados entre chiringuitos, helados y cenas con amigos. Pero, cuidado: no todo vale. Y mucho menos, dejarse engañar por cualquier dieta que circule por redes sociales.

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Excesos estivales: lo que realmente pasa con nuestro cuerpo en vacaciones

Excesos estivales: lo que realmente pasa con nuestro cuerpo en vacaciones
Fuente: Agencias

Salir a comer fuera, brindar más de la cuenta, repetir postre “porque estamos de vacaciones” son pequeñas concesiones que en vacaciones se vuelven casi inevitables. El problema no es hacerlo, sino no saber gestionarlo después. Según los expertos en nutrición de centros como Naturae Nutrición, es muy frecuente que los pacientes lleguen a consulta con un aumento de entre cuatro y cinco kilos.

Eso sí: el aumento no siempre se traduce en grasa. En algunos casos, también hay retención de líquidos o alteraciones hormonales que influyen en el peso. Por eso, el objetivo nunca debe ser solo “perder kilos”, sino comprender de dónde vienen esos cambios. La acumulación de tejido adiposo, la aparición de celulitis y la pérdida de firmeza suelen ser signos claros de un desequilibrio sostenido.

En contraposición, aquellas personas que mantuvieron algo de control y dieta —como caminar diariamente, hacer ejercicio moderado o mantener horarios regulares de comida— pueden incluso haber perdido entre uno y dos kilos de grasa. Esto demuestra que el problema no son las vacaciones en sí, sino cómo nos relacionamos con ellas.

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