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Tras la victoria del Atlético de Madrid ante el Real Betis Balompié en el Metropolitano, Jan Oblak volvió a demostrar por qué es uno de los capitanes con más peso en el vestuario rojiblanco. El guardameta esloveno, fiel a su estilo directo y autocrítico, no dudó en mostrar su descontento con el rendimiento del equipo lejos del Riyah Air Metropolitano. Sus palabras han resonado con fuerza tanto en el club como entre los aficionados, «El Atlético de Madrid no se puede permitir otro año jugando tan mal fuera», sentenció ante los micrófonos.
No es la primera vez que Oblak pone el foco en el pobre desempeño del equipo a domicilio. Mientras el conjunto de Simeone se ha mostrado casi inexpugnable en casa, la versión ofrecida en sus visitas ha sido muy distinta con una seria falta de intensidad, errores defensivos y una alarmante falta de regularidad. Para el portero, esta dualidad no es aceptable en un club con aspiraciones tan altas, y considera imprescindible que se corrija de cara a la próxima temporada si quieren competir por todos los títulos.

La doble cara del Atlético
Las declaraciones de Oblak han servido también para abrir un debate interno sobre la mentalidad del equipo. El esloveno, que ha sido pieza clave en los últimos éxitos del Atlético, considera que la falta de actitud y concentración en los partidos fuera de casa está lastrando gravemente el rendimiento global del equipo.
Las estadísticas respaldan su análisis, el Atlético ha perdido puntos clave en campos en los que históricamente solía puntuar, e incluso se ha dejado puntos en sus salidas contra equipos de la parte baja de la clasificación, lo que ha complicado su pelea por los primeros puestos de LaLiga. Para Oblak, no basta con hablar, sino que hace falta un cambio profundo de mentalidad y exigencia dentro del vestuario si quieren estar a la altura de los grandes retos que se plantean cada año.
Oblak un líder con un mensaje claro
Lejos de limitarse a detener balones, Oblak vuelve a ejercer como uno de los grandes líderes del equipo. Sus palabras tras el partido no fueron un calentón puntual, sino el reflejo de una preocupación que arrastra desde hace tiempo.
Simeone y la dirección deportiva deberán tomar nota, porque el mensaje del esloveno no puede pasar desapercibido, para que el Atlético de Madrid aspire a lo máximo, debe dejar de ser un equipo con dos caras. Y Oblak ya ha encendido la alarma.