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El error en la ducha que destroza tu piel en verano, y gasta agua a lo tonto

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En plena época estival, nuestros hábitos cotidianos se modifican considerablemente para hacer frente al calor sofocante que azota la península. La piel, nuestro órgano más extenso y vulnerable, sufre especialmente durante estos meses debido a la exposición solar y a prácticas erróneas que muchos españoles cometen a diario sin ser conscientes de ello. Lo que debería ser un momento refrescante y placentero se convierte, por desconocimiento, en un ataque directo a nuestra dermis y un derroche innecesario de un recurso tan preciado como es el agua.

Resulta paradójico que algo tan habitual como ducharse pueda convertirse en el origen de problemas dermatológicos e incluso en un gasto superfluo para nuestros bolsillos. Los dermatólogos llevan años alertando sobre las consecuencias negativas de ciertos hábitos bajo el agua que, lejos de beneficiar a nuestra piel, la debilitan y exponen a irritaciones, especialmente durante la temporada veraniega. A estos efectos nocivos para la dermis se suma el impacto medioambiental y económico de un consumo irresponsable, en un país donde la sequía es una realidad cada vez más preocupante.

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EL SECADO CORRECTO: FACTOR CLAVE PARA PROTEGER TU PIEL

Fuente: Freepik

Tras la ducha, muchos españoles cometen otro error fundamental que compromete seriamente la salud de su piel: el secado incorrecto. Frotar enérgicamente la toalla sobre la dermis sensibilizada por el agua y el calor estival puede provocar irritaciones y potenciar la deshidratación. Los dermatólogos coinciden en señalar que la técnica de secado mediante suaves toques resulta mucho más beneficiosa para mantener la integridad cutánea, especialmente en las zonas más sensibles como rostro y escote.

Otro aspecto frecuentemente descuidado es el momento idóneo para la aplicación de productos hidratantes. La piel ligeramente húmeda tras la ducha presenta una capacidad de absorción considerablemente superior, permitiendo que los principios activos de cremas y lociones penetren eficazmente en las capas superficiales de la dermis. Esperar a que la piel esté completamente seca antes de aplicar el hidratante reduce significativamente su eficacia, especialmente durante el verano cuando la necesidad de restitución lipídica resulta mayor debido a la exposición solar y las altas temperaturas. Incorporar esta sencilla rutina a nuestros hábitos cotidianos puede marcar una diferencia sustancial en el aspecto y la salud de nuestra piel durante toda la temporada estival.