La crisis energética sigue afectando a millones de hogares españoles mientras los precios no dan tregua a los bolsillos más castigados. Cada mes, la factura de la luz se presenta como un enigma indescifrable para muchos consumidores que pagan religiosamente sin cuestionar los importes que las compañías eléctricas les cobran. Lo que muchos desconocen es que existe un pequeño ajuste, apenas perceptible en los contratos, que puede suponer un ahorro considerable a final de mes y que apenas requiere un minuto de nuestro tiempo.
Los expertos en consumo llevan años alertando sobre las prácticas poco transparentes de algunas comercializadoras que se aprovechan del desconocimiento general sobre tarifas, potencias y horarios. Mientras tanto, los consumidores siguen pagando facturas infladas sin ser conscientes de que tienen en sus manos la posibilidad de reducir sustancialmente ese gasto mensual. Un simple cambio en la configuración de nuestro contrato podría transformar radicalmente nuestra relación con el recibo de la electricidad y devolver el control sobre nuestro consumo energético.
1EL ENGAÑO SILENCIOSO QUE VACÍA TU CARTERA MES TRAS MES
Pocos documentos generan tanta confusión y malestar como el recibo mensual que llega puntualmente a nuestros hogares. La mayoría de los usuarios no comprende realmente lo que está pagando cuando abona su factura de la luz, repleta de conceptos técnicos, impuestos y cargos diversos que parecen diseñados intencionadamente para confundir. Este desconocimiento, lejos de ser casual o producto de nuestra dejadez, forma parte de una estrategia comercial que beneficia directamente a las compañías suministradoras.
Las comercializadoras eléctricas mantienen a millones de clientes en tarifas obsoletas o con potencias contratadas muy superiores a las que realmente necesitan. El término fijo que pagamos por la potencia contratada supone aproximadamente el 40% del total de la factura de la luz, independientemente de si consumimos mucha o poca energía. Esta realidad, oculta entre la maraña de cifras y conceptos incomprensibles para el usuario medio, constituye uno de los mayores agujeros por donde se escapa nuestro dinero mes tras mes sin que hagamos nada para remediarlo.