Especial 20 Aniversario

Así sobrevivieron los autónomos al apagón que paralizó España

El apagón eléctrico que afectó el lunes 28 de abril a gran parte de España ha dejado secuelas devastadoras para los trabajadores autónomos y pequeños negocios, en casi todas las regiones del país. Desde la Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), su presidente Lorenzo Amor ha declarado que las primeras estimaciones a nivel nacional apuntan a pérdidas de hasta 1.300 millones de euros, reclamando depuración de responsabilidades ante un suceso que aún carece de explicación oficial.

Los autónomos se han organizado y han empezado a  documentar todos los daños y presentar reclamaciones formales a las compañías eléctricas. La base legal para exigir indemnizaciones se encuentra en la Ley 24/2013 del Sector Eléctrico y el Real Decreto 1955/2000, que obligan a garantizar un suministro continuo, salvo excepciones muy específicas.

La hostelería, uno de los sectores más damnificados, ha señalado que muchas de sus pérdidas se concentran en el género almacenado y no vendido, con negocios que se habían aprovisionado para el puente de mayo. En muchos casos, las interrupciones también afectaron a la seguridad, como en joyerías cuyos sistemas de cierre dejaron de funcionar.

Solo por mencionar algunos ejemplos, según datos de UPTA, más de 62.800 autónomos murcianos se vieron directamente afectados, con pérdidas medias de 650 euros por profesional, lo que eleva el coste total a 40,82 millones de euros en esta comunidad. La situación fue aún más crítica en Salamanca, donde la Asociación de Autónomos (Ausal) estima un impacto económico de 90 millones de euros, destacando el colapso de comercios, talleres, peluquerías y especialmente del sector hostelero.

Desde diferentes organizaciones, como Ausal y UPTA, se reclama ya al Gobierno un plan extraordinario de ayudas e indemnizaciones para evitar el cierre de negocios y proteger el empleo autónomo. Red Eléctrica ha descartado un ciberataque, pero no ha ofrecido aún un informe definitivo sobre el origen del fallo. Mientras se esclarecen las causas, el tejido económico más vulnerable sigue exigiendo explicaciones y soluciones urgentes.

De la incertidumbre al ingenio: cómo improvisaron miles de autónomos para salvar el día

De La Incertidumbre Al Ingenio: Cómo Improvisaron Miles De Autónomos Para Salvar El Día
Fuente: Agencias

Si de algo estamos seguros es de que el apagón que vivió España, sorprendió a todos, pero fueron los autónomos quienes más rápido tuvieron que improvisar, el sector de las pymes, es uno de los más sensibles y afectados ante este tipo de eventos. En ciudades como Valencia o Sevilla, algunos comerciantes sacaron sus productos a la calle para no perder el flujo de ventas, mientras otros autónomos, en un intento de desesperación, recurrieron a sistemas manuales de cobro e incluso libretas para anotar las transacciones.

En pequeñas panaderías, peluquerías o cafeterías, se prescindió momentáneamente del datáfono, y se volvió a confiar en el efectivo o en promesas de pago.  En cuestión de minutos, los hábitos digitales cedieron paso a soluciones casi artesanales que marcaron la diferencia entre cerrar y resistir. No todos contaban con la misma capacidad de reacción, pero muchos demostraron una resiliencia notable. Algunos autónomos ya disponían de generadores eléctricos (los más afortunados o preventivos tal vez), habituales en zonas rurales o talleres,  y los pusieron a funcionar para seguir atendiendo, aunque fuera de manera limitada.

Otros, especialmente en entornos turísticos, se apoyaron en redes de colaboración: bares que ofrecieron espacio a otros negocios, o feriantes que ayudaron a mover mercancías antes de que se echaran a perder (porque si algo pueden presumir los españoles es de la solidaridad en momentos difíciles). La falta de información oficial en tiempo real no ayudó, pero la experiencia de lidiar con la adversidad jugó a su favor.

Los sectores más golpeados y el coste invisible del apagón

Los Sectores Más Golpeados Y El Coste Invisible Del Apagón
Fuente: Agencias

Aunque el apagón fue temporal, sus consecuencias se hicieron sentir especialmente entre sectores con alta dependencia eléctrica. En la hostelería, bares y restaurantes vieron interrumpidos sus servicios en pleno mediodía (un horario crítico para el sector), con cámaras frigoríficas apagadas y pedidos a medio procesar. El comercio minorista también se paralizó: sin luz, sin TPV y con locales a oscuras, las ventas del día cayeron en picado, por más que quisieran sacar adelante las ventas a través del cobro en efectivo.

Pero más allá de las pérdidas inmediatas, el mayor daño fue el que no se vio: “horas de trabajo perdidas, citas anuladas y servicios no prestados que difícilmente se podrán recuperar”. En talleres mecánicos, centros de estética o despachos profesionales, la actividad quedó completamente detenida. La falta de previsión agrava el impacto, ya que muchos trabajadores por cuenta propia no tienen margen para absorber días sin ingresos.

A diferencia de grandes empresas, que pueden amortiguar golpes operativos con estructura y recursos, los autónomos trabajan muchas veces al límite, lo que es bastante contradictorio, ya que constituyen un tejido imprescindible dentro de la economía española. El coste invisible del apagón no se mide solo en euros, sino en desgaste, en reputación ante el cliente y en una sensación de fragilidad que, una vez más, quedó expuesta.

Autónomos entre reclamaciones y esperanza: las medidas que piden para no quedar desprotegidos

Entre Reclamaciones Y Esperanza: Las Medidas Que Piden Para No Quedar Desprotegidos
Fuente: Agencias

Tras el apagón, asociaciones de autónomos como UPTA, ATA o Ausal alzaron la voz con rapidez para defender a sus afiliados, tal y como era de esperarse. Dentro de sus innumerables reclamaciones, dadas el impacto del apagón para el sector,  exigen compensaciones directas para quienes demostraron pérdidas y reclaman protocolos claros ante futuros incidentes de este tipo. También proponen la creación de un fondo de emergencia específico para autónomos afectados por apagones, catástrofes naturales o fallos estructurales que les impidan trabajar.

La petición más urgente es que se garantice una comunicación inmediata y eficaz por parte de las compañías eléctricas y administraciones públicas. En paralelo, se están impulsando propuestas para permitir que los autónomos puedan suspender temporalmente su actividad sin perder derechos o quedar fuera del sistema. La esperanza, aunque cauta, reside en que este nuevo episodio sirva para abrir un debate sobre la fragilidad estructural del trabajo por cuenta propia en España.

No se trata solo de compensaciones económicas, sino de establecer mecanismos de protección real. El apagón ha dejado claro que, frente a lo imprevisto, los autónomos no pueden seguir siendo los últimos de la fila.