El Real Madrid de Chus Mateo, contra las cuerdas en la Euroliga
El Real Madrid sufrió un golpe inesperado y doloroso en la Euroliga tras caer en casa frente al París Basketball (73-81). La derrota no solo dejó al equipo sin el billete directo a los playoffs, sino que lo obligará a jugarse el todo por el todo en un último partido a vida o muerte frente al Bayern de Múnich.
El WiZink Center, testigo habitual de noches mágicas, se convirtió en el escenario de una decepción que deja al conjunto blanco contra las cuerdas. Superado en intensidad, energía y puntería exterior, el equipo dirigido por Chus Mateo no logró estar a la altura del desafío. Mientras el París celebraba una clasificación histórica, el Real Madrid perdía más que un partido. Perdió la tranquilidad y se cargó de presión para el cierre de esta fase.
París impuso su ritmo y el Madrid de Chus Mateo no encuentró respuestas
Desde el salto inicial, el conjunto parisino dejó claro que no había viajado a Madrid como mero espectador. Con un TJ Shorts desatado —23 puntos, 9 asistencias y liderazgo total—, el equipo de Tiago Splitter impuso su sello. Ritmo vertiginoso, buena circulación y una eficacia desde el triple que desarmó al Madrid.
El arranque de los de Chus Mateo fue prometedor, con un Tavares dominante en los primeros minutos. Pero las faltas personales lo obligaron a sentarse muy pronto, y ahí comenzó a desmoronarse el andamiaje defensivo de los locales. Sin su referencia bajo el aro, el Madrid se volvió un equipo vulnerable. Musa y Hezonja, lejos de su mejor nivel, no lograron tomar las riendas ofensivas, mientras Campazzo peleaba en solitario intentando sostener al equipo.
Reacciones tardías y un intento de remontada que no le alcanzó al club de Chus Mateo
Cuando la noche parecía derrumbarse del todo, apareció el orgullo madridista. Con el marcador en contra por más de diez puntos, la segunda unidad, liderada por Feliz, Abalde e Ibaka, apretó los dientes en defensa y contagió al resto. La grada también hizo su parte, y el WiZink se volvió una caldera en los últimos minutos. El parcial de 12-0 en el arranque del último cuarto encendió todas las alarmas en el banquillo francés y reavivó la ilusión en el madridismo.
El partido, que parecía sentenciado, se apretó hasta el 61-62, y por un instante se creyó en la remontada. Pero cuando más cerca estuvo el Real Madrid, París respondió con madurez. Jantunen y Hifi, con triples demoledores, pusieron la estocada final. La reacción blanca fue valiente pero insuficiente, ahogada por errores puntuales en momentos clave y por la falta de contundencia cuando el rival atravesaba su peor pasaje del encuentro.
Ahora, sin margen de error, el Real Madrid se jugará la temporada en un solo partido. Este viernes, en el Movistar Arena, el equipo de Chus Mateo enfrentará al Bayern de Múnich en una auténtica final anticipada. El que gana avanza. El que pierde, se despide de la Euroliga. Y como si eso no fuera suficiente presión, el premio por ganar tampoco es menor. Un durísimo cruce de playoffs ante el Olympiakos, líder de la fase regular. El camino, ya cuesta arriba, se vuelve aún más exigente.