En la vorágine de la preparación para el enfrentamiento entre el Leganés y el Sporting de Gijón, el equipo pepinero se encuentra ante un desafío de proporciones, intentando hacer frente como puede a la inminente llegada de la mareona asturiana. El choque, que está programado para tener lugar en el Estadio Municipal de Butarque, está cargado de tensión y expectación, pero también ha sido sacudido por una polémica inesperada que ha avivado las llamas del conflicto.
La brecha descubierta en el sistema de venta de entradas del Leganés ha sido explotada por cientos de seguidores del Sporting, ansiosos por presenciar el encuentro. Ignorando las reglas establecidas, han obtenido sus boletos de manera irregular. Sin embargo, la maquinaria digital ha actuado rápidamente, anulando automáticamente aquellos boletos adquiridos en clara violación de las normativas vigentes.
Este incidente, más allá de la frustración que pueda causar entre los seguidores asturianos, añade un toque de incertidumbre al enfrentamiento. Sugiere que la batalla en el campo de juego podría extenderse también a los despachos y a las tensiones entre las aficiones. Ante este telón de fondo, el Leganés se enfrenta a un doble desafío: por un lado, la tarea deportiva de enfrentarse al aguerrido Sporting, y por otro, la gestión de una situación logística y emocionalmente compleja que podría influir en el ambiente y en el rendimiento dentro del estadio.
3El acceso exclusivo para socios

El problema subyacente radica en la estrategia del Leganés para aumentar la presencia de sus seguidores.
La venta exclusiva de entradas para acompañantes de socios, con vigencia hasta el viernes, se convirtió en el principal medio de acceso para los aficionados.
Esta opción ofrecía la posibilidad de adquirir hasta cuatro entradas con un descuento atractivo del 25%.