La incontrolable vivienda turística supera a 2019 mientras aumenta el alquiler

La llamada «vivienda turística» sigue siendo uno de los elementos más controvertidos del panorama turístico de España. Los pisos y casas de alquiler, en particular los que se gestionan a través de aplicaciones estilo Airbnb, han sido señalados por contribuir a las subidas de los precios de alquiler, la gentrificación de las grandes ciudades y afectar al negocio de los hoteles, un problema que también se traduce en la pérdida de puestos de trabajo. 

Pero esto no ha frenado a los turistas que prefieren esta opción de alojamiento. En los últimos años, el total de usuarios de vivienda turística ha seguido en aumento, con la excepción de 2020 y 2021, en los que el total descendió junto a la pandemia, y este año se superó incluso el total de usuarios de 2019, una muestra que las críticas no han frenado el interés de los ciudadanos en buscar alternativas a los hoteles tradicionales. Lo cierto es que muchas veces, aunque no siempre, estas opciones son más baratas que el hotel tradicional. 

El número de turistas que se hospedaron en viviendas turísticas en España entre enero y octubre de este año creció un 0,15% por encima del nivel de 2019, con un total de 8,4 millones de viajeros internacionales, casi 13.000 extranjeros más. En comparación con 2022, 6,2 millones de turistas se albergaron en estancias turísticas en los primeros diez meses de ese año, lo que supone un 35,4% más, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Sin embargo, hay que remontarse al año 2017 para encontrar la cifra más alta de turistas que utilizan pisos turísticos, siendo un total de 8,8 millones. El uso de la vivienda turística es el segundo tipo de alojamiento preferido por los extranjeros, ya que los hoteles concentran el 66,4% de los turistas que visitan España hasta octubre de 2023, un 12,8% más que en 2022.

Por tanto, el alquiler turístico se encuentra por encima de otros tipos de alojamiento, como la vivienda de familiares o amigos, con 8,1 millones de turistas, o vivienda en propiedad, con 4,3 millones de viajeros. En los diez primeros meses del año, España recibió un total de 74,7 millones de turistas, lo que supone casi un 18,2% más que en 2022 y un 0,2% más que en 2019. Estos turistas dejaron en el país un total de 10.308 millones de euros, un 23,9% más.

Es una realidad llamativa al ver como algunos barrios españoles se llenan de mensajes en contra de Airbnb y espacios similares. En un momento en el que la vivienda se ha vuelto un problema clave para la sociedad española, es especialmente complicado de asumir que la mayoría de los viajeros y dueños de vivienda sigan viéndolo como una opción viable a la hora de enfrentar la complicada realidad de la vivienda en el país.

LAS CIUDADES BUSCAN DEFENDERSE

Por su lado, la empresa de alojamientos sigue defendiendo que no es responsable de los aumentos en los precios del alquiler y la vivienda en las grandes ciudades. Aun así, es normal que los ciudadanos los sigan señalando en ciudades como Florencia, en las que hasta el 30% de las viviendas en alquiler se usan para el turismo, según un estudio de la Universidad La Sapienza de Roma citado por el Wall Street Journal. Es un dato complicado, pero que explica por qué otras ciudades apuntan a aplicar controles a este tipo de servicios.

Pjm020719Q202 Luxe Wanakanz Livingroom 0264 Lighton R1

La presión es tanta que incluso Madrid se ha sumado a la lista de ciudades dispuestas a poner una regulación contra la vivienda turística. Así lo dejó claro el alcalde José Luis Martínez-Almeida en las jornadas de ‘Metaverso’ organizadas por el economista, donde dijo que la ley para regularlos ya se estaba trabajando y que debería entrar al congreso en los próximos meses.

«Es una actividad económica y, por tanto, hay que establecer los mismos parámetros para esta actividad que para el resto de actividades de inmuebles de uso residencial en nuestra ciudad», explicaba en su momento el alcalde.

EL FUTURO DE LA VIVIENDA TURÍSTICA

Lo cierto es que es complicado imaginar que este tipo de negocios dejen de existir. El mejor ejemplo es Barcelona, donde a pesar de los intentos de Collboni Airbnb aún existen este tipo de pisos y el precio de la vivienda, tanto la compraventa como del alquiler, ha seguido subiendo, y parte del problema es, sin duda, la presencia de este tipo de espacios que suelen hacer que los precios del alquiler residencial aumentan al disminuir la cantidad de pisos disponibles para el mismo.  

Es complicado pensar realmente en una solución para enfrentar esta solución, sobre todo dado que los propietarios han descubierto estrategias para escapar de algunos de los controles. Pero mientras tanto el costo de la vivienda y los turistas siguen en aumento.