Si hay algo ampliamente aceptado en España, es que disfrutar de unas croquetas es uno de los mayores placeres en este mundo. Estas delicias culinarias lo tienen todo: un sabor exquisito y adaptable a todos los paladares, ya que se pueden preparar con una amplia variedad de ingredientes. La suavidad de su relleno contrasta con el crujiente del exterior, lo que les confiere una textura única. Además, los ingredientes necesarios para su preparación suelen ser económicos.
El único inconveniente, por ponerle alguna pega, es que muchas personas consideran que al llevar bechamel, no son un plato muy saludable. Por esta razón, para aquellos que comparten esta opinión pero no quieren privarse de este manjar, en este artículo presentamos varias claves para preparar unas croquetas sin bechamel. Desde los ingredientes y las proporciones necesarias, hasta el paso a paso de la preparación y sugerencias de acompañamiento.
6El origen de las croquetas

Las croquetas, esas pequeñas delicias fritas con un corazón cremoso, han conquistado los paladares de millones de personas en todo el mundo. Este popular aperitivo ha dejado una huella en la gastronomía de numerosos países, pero ¿alguna vez te has preguntado cuál es su origen? En este artículo, exploraremos la fascinante historia de las croquetas y descubriremos cómo han evolucionado a lo largo de los siglos.
El origen de las croquetas se remonta al siglo XVIII, en la gastronomía francesa. La receta original consistía en una mezcla de carne picada o desmenuzada, ligada con una salsa bechamel y sazonada con hierbas y especias. Estas pequeñas bolas se rebozaban y se freían hasta obtener una textura crujiente por fuera y un relleno suave y cremoso en su interior. Su nombre proviene del término francés «croquer», que significa «crujir». Durante el siglo XIX, las croquetas se convirtieron en un plato de moda en Francia y pronto se extendieron por toda Europa.