Desde hace tres semanas los enfrentamientos entre tropas gubernamentales y las Fuerzas de Acción Rápida (FAR) están desangrando al país africano. Este conflicto ha provocado que miles de sudaneses hayan tenido que abandonar el país y buscado refugio en los países vecinos.
Las cifras de desplazados son difíciles de precisar. Lo único cierto es que aumentan cada día, y según ACNUR, 330.000 personas se han visto obligadas a abandonar su territorio, de las cuales 100.000 han salido del país.
Estos refugiados son en su mayoría mujeres y niños que se ven obligados a realizar largas caminatas sin apenas comida, ni agua y soportando temperaturas en muchos casos superiores a los 40 grados. De los que han salido del país muchos han huido hacía Egipto, Chad, Uganda, Etiopía y la República Centroafricana, países en su mayoría inestables a nivel político, social y económico.
HUIDA HACIA LA MISERIA AMDAFOCK
En este último caso, en la huida hacia la República Centroafricana, Unicef ha calculado la llegada de más de 12.000 personas en estas últimas semanas. Las cuales han pasado por la frontera suroeste de Sudán, hasta la pequeña ciudad de Amdafock en la región de Vakaga, al norte de la República Centroafricana.
Amdafock es una población fronteriza en una zona bastante inaccesible desde las ciudades importantes del país. En estos días, esa parte de la región alcanza más de 40 ºC. Esta situación ha provocado una imagen dantesca, la de cientos de personas, en su mayoría niños, hacinados bajo los escasos árboles de la zona.
Y es que Amdafock es una de las zonas más pobres de uno de los países más pobres del mundo, donde más del 80% de su población vive bajo el umbral de la pobreza. Y hasta este inhóspito lugar se han visto desplazado los más de 12.000 sudaneses que han logrado pasar la porosa frontera, un lugar peligroso por la climatología y por los numerosos grupos armados que se mueven por la zona.
Estos grupos armados, en muchos de los casos, han despojado de lo poco que tenían a los cientos de refugiados que huyen de los combates de Nyala, una de las ciudades más afectadas por el inicio del conflicto civil de Sudán. Cabe recordar que estos refugiados llegan también a uno de los países más inestables del mundo y con bastantes problemas internos. Por esto se teme, a pesar de la buena acogida inicial de las comunidades locales, que la escasez de todo tipo de productos en la zona provoque rechazo y algún tipo de violencia.
TRABAJO POR LA SUPERVIVENCIA
Las primeras medidas tomadas por las agencias humanitarias que trabajan en la zona está siendo intentar cubrir las necesidades más básicas. Kits de supervivencias, mosquiteras para luchar contra algo tan mortal como la malaria y pastillas potabilizadoras de agua. Esto último es de gran importancia según ha señalado Unicef, puesto que «las enfermedades relacionadas con el agua son foco de muchas enfermedades y mortandad», han explicado dichas fuentes. Además, en unas semana la zona quedará inundada por el inicio de la temporada de lluvias algo que también puede multiplicar las afecciones.
Ante esta problemática las organizaciones internacionales y locales de la zona están en continuo diálogo con el gobierno centroafricano. Pero sobretodo estas entidades están elaborando un plan conjunto para dar respuesta a estas necesidades. Entre las que se encuentran reforzar el centro médico de Amdafock, bastante precario, e iniciar una campaña de vacunación entre los niños, la mayoría de los que están llegando carecen de pauta.
Para dar respuesta de una forma más precisa a todo esto, el jueves pasado, la ONU y sus entidades estimaron en su plan de acción inicial que el conflicto va a generar unas 860.000 personas refugiadas que saldrán de Sudán y que para abarcar la problemática serán necesarios 445 millones de dólares para apoyar a estos desplazados.
Cabe destacar que la mayor parte de los países que han recibido a quienes huyen de Sudán (incluido el propio Sudán) son zonas que ya carecían de fondos para estas y otras adversidades y que han dado acogida a grandes cantidades de personas desplazadas por la fuerza.
“Para responder a las crecientes necesidades, se requieren más fondos de manera oportuna”, añadió Raouf Mazou, Alto Comisionado Auxiliar para las Operaciones de ACNUR, durante la realización de la evaluación previa para afrontar la crisis. “Las necesidades y los desafíos son enormes. De continuar la crisis, la paz y la estabilidad de la región estarían en juego”, ha afirmado.
Mientras todo esto pasa y estas entidades se preparan para paliar la situación siguen llegando refugiados al humilde y ya saturado Amdafock, las escenas de hacinamiento se siguen repitiendo y los pobres sudaneses huyen hacia la pobreza de la República Centroafricana, un lugar con una estabilidad muy frágil.
