Birdy se transforma de icono indie a estrella pop en la Riviera

Ver a un artista en estado de transformación es especial. En el caso de Birdy, el nombre artístico de la británica Jasmine Lucilla Elizabeth Jennifer, es el salto de una figura del mundo del indie británico a absoluta estrella pop. La diferencia es que con las canciones del próximo disco, ‘Portraits’, no se trata de una diva pop al estilo de las Madonna o Lady Gaga, sino de nombres como Kate Bush o Björk del pasado. Es un estilo de artista y de cantautora que parecía desaparecido, con un universo alternativo que solo tiene espacio para las Phoebe Bridgers o la oscuridad de una Billie Eilish.

Es que las nuevas canciones de Birdy, como el sencillo reciente ‘Raincatchers’ que abrió el concierto de la Riviera, que formaran parte de ‘Portraits’ (el disco que saldrá en junio) parecen diseñadas para estadios, lo que crea un contraste evidente con los temas donde la cantautora se queda detrás de su piano, dependiendo únicamente de su propia voz. Es un contraste que se hizo evidente en el salto entre canciones como su versión del clásico ‘Skinny Love’ de Bon Iver pasando por una versión propia de ‘Running up that hill’ de la propia Bush. Es un uso inteligente de las versiones para transmitir esa nueva identidad. 

Esto no quiere decir que las canciones de sus dos discos de material propio, ‘Growing Pains’ de 2016 y ‘Young Heart’ de 2021 no brillaran. Varias de ellas fueron presentados en versiones minimalistas, con el piano como único acompañante de su voz, otras, como el sencillo ‘Not About Angels’ fueron arregladas y repensadas para conectarse con el nuevo sonido y con el juego de luces que definió la presentación en la mítica sala madrileña.

La cantautora, por su parte, parece sentirse cómoda con esta nueva versión de su música. Hace un par de meses Birdy ya se mostraba emocionada con la idea de su próximo disco, asegurando que es un trabajo que esperaba fuera «más divertido». Esa energía se transmitió en la Riviera con una intérprete evidentemente agradecida por la oportunidad de volver a las tarimas. Al mismo tiempo, no deja de ser llamativo ver a una artista tan joven, 26 años, dispuesta a transformarse tan abiertamente.

BIRDY EMPIEZA A APUNTAR POR FESTIVALES

Entre la evidente fidelidad de un público joven que ha crecido con ella, y su capacidad para hacer crecer su sonido a base de energía y sintetizadores, no parece que a Birdy le quede demasiado tiempo de gira por salas. Lo cierto es que no parece demasiado difícil imaginar su nuevo disco sonando en vivo en una tarima del Mad Cool o el Primavera Sound, o bien en los festivales británicos como Reading o Glastonbury. Lo cierto es que si alguna de las nuevas canciones consigue una gran conexión, ella misma podría apuntar por tarimas más grandes por su cuenta en el mundo anglosajón. 

Pero eso justamente hace que la oportunidad que presenta esta gira sea tan llamativa. Aún quien se mantiene más lejos de la tarima está relativamente cerca, por lo que a pesar de lo masivo de su nuevo sonido, mantiene cierta intimidad que se pierde a medida que este tipo de artistas crecen. No es que la capacidad de llenar un estadio o tocar un festival sea negativo, pero la realidad es que hay una magia diferente en los conciertos de salas distinta a otros eventos de este tamaño.

Por tanto, quienes la atrapamos en este salto entre sonidos y escenario tenemos que agradecer. Por un tiempo Birdy ha sido uno de los secretos mejor guardados del mundo del indie. Ahora tiene la posibilidad de ser parte de una generación de artistas como Charlie XCX, Billie Eilish o Lorde que han cambiado la imagen de la cantautora pop, retomando esa pequeña tradición de sus profesoras de los años 80: Permitirse ser extraños.