San Constancio de Perugia es el santo al que recordamos el 29 de enero

San Constancio de Perugia fue un santo que vivió durante el siglo II de nuestra era, siendo un joven cristiano que llegó a distinguirse de inmediato en la Iglesia de la región de Perugia, debido a sus virtudes y a su gran generosidad con los pobres, lo que tiene que unirse a la gran severidad con la que vivía.

En España, el nombre Constancio no es tan popular como otros, aunque en Italia resulta ser bastante popular, no obstante es probable que tengas a algún pariente, amigo o conocido que fue bautizado con el nombre de Constancio, por la costumbre de vieja data que se mantenía en nuestro país de bautizar a los recién nacidos con uno de los nombres contenidos en el Santoral Católico del día de su nacimiento.

San Constancio de Perugia

San Constancio De Perugia

San Constancio de Perugia llegó a destacarse tanto por sus virtudes cristianas, que llegó a ser electo obispo a una edad muy temprana, con apenas 30 años de edad. Pero incluso en ese momento, ya era bastante prudente y sabio en sus tareas apostólicas, bastante maduro en lo que se refería a la caridad, bastante firme al ejercer su autoridad e igualmente se mostró como un obispo bastante providencial, en especial durante los años más difíciles de la persecución cristiana de Marco Aurelio.

Lo cierto es que las autoridades del emperador no tardaron mucho en detener y procesar a San Constancio de Perugia, bajo los cargos de haberse convertido a la religión cristiana, de los cuales se haber sido encontrado responsable, esto es, si se hubiera confirmado que su fe en Cristo, y se negara a hacer sacrificios a los dioses paganos, tendría que ser sentenciado a muerte.

No se tienen noticias de quien fue el que denunció al bastante activo y muy benéfico Obispo San Constancio de Perugia.  Es muy posible, como ocurrió en muchas situaciones similares, que un sujeto esperaba poder apoderarse de los bienes y las riquezas de la Iglesia de Perugia, que eran mantenidas bajo la custodia de los fieles y que estaba destinada a favorecer a los más pobres.

Quizás justo esa fue la razón por la que se hicieron tantos esfuerzos por arrancarle la información más ventajosa a San Constancio de Perugia, torturado de una manera cruel y por mucho tiempo, al lado de otros muchos compañeros que profesaban la misma fe.

Al no haberse obtenido la confesión que se esperaba de San Constancio de Perugia, se le encerró en el llamado calidarium de las Termas romanas, que era el lugar en el cual los ciudadanos elegantes y respetables romanos tomaban su baño de vapor. Pero en esa oportunidad el calidarium fue calentado hasta la temperatura que tendría un horno, a pesar de lo cual, San Constancio de Perugia logró mantener el secreto, a pesar de haber sido sometido a un baño mortal.

Las palabras, actuaciones y fe de San Constancio de Perugia eran tan impresionantes, que tuvo la capacidad de poder convertir en cristianos a sus guardias, y en la primera oportunidad que tuvo, se pudo escapar. Pero eso no quedó allí, porque nuevamente capturado y fue llevado a juicio, en el que se le condenó a caminar encima de brazas ardientes.

A pesar de las torturas, guardó silencio

A pesar de las torturas, guardó silencio

Sin embargo, ni este ni los demás suplicios a los que su sometido San Constancio de Perugia pudieron arrancarle la confesión sobre dónde se encontraban los tesoros de la Iglesia de Perugia. En circunstancias que sólo pueden ser consideradas como milagrosas, logró escapar nuevamente y al ser juzgado en una tercera oportunidad, esta vez recibió la condena a muerte por decapitación con espada, alrededor del año 178.

A pesar de la importancia que tuvo San Constancio de Perugia para la cristiandad, el 29 de enero el Santoral Católico tiene que ser completado con los nombres de otros santos y beatos que también se convirtieron en ejemplos para sus comunidades, entre los que podemos mencionar a:

San Pedro Nolasco, San Afraates, San Constancio, obispo, San Gildas, el Sabio, San Juventino, San Papías, soldado, Santo Mauro, San Sarbelio, presbítero, San Serrano o Serano, San Sulpicio Severo, San Valerio Obispo de Tréveris, Beata Boleslava María Lament y Beata Villana de Bottis.