El bizcocho de vino blanco se caracteriza por tener un sabor y aroma muy delicado; además, su miga es suave, esponjosa y combina con gran cantidad de rellenos y merengues.
Este dulce es perfecto para un agasajo, pero también para acompañar el té. Con un aroma dulce y delicado, el mismo será una verdadera delicia a la que será difícil resistirse. Anímate a conocer esta receta y cambia la manera de disfrutar de un rico y sencillo postre.
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Qué necesitas para preparar un dulce bizcocho de vino blanco
Para la preparación de este delicado bizcocho de vino blanco, vas a necesitar unos pocos ingredientes; y estos, son los tradicionales que siempre están presentes en tu hogar. Sin embargo, es imprescindible contar con un vino blanco de calidad para que el sabor y aroma del bizcocho sea sencillamente delicioso. Veamos lo que necesitas y pasemos a la preparación.
Los ingredientes que vas a necesitar para la preparación de este delicioso bizcocho sin igual son: 300 gramos de harina, 1 sobre de levadura en polvo o polvo Royal, 1 pizca de sal, 300 gramos de azúcar común, 4 huevos tamaño L, 150 ml de vino blanco y 130 ml de aceite de girasol.
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Comienza con los huevos
Para la preparación de este bizcocho, lo primero que debes hacer es separar las yemas de las claras de los huevos, pues cada uno de estos componentes se trabajará por separado. Pon en un bol grande las yemas, y en otro que te permita batir bien más adelante, las claras.
Es necesario que los huevos estén a temperatura ambiente; y además, que los recipientes en los que los coloques por separado, se encuentren perfectamente limpios; especialmente en le caso de las claras. En el bol de las claras, no debe haber nada de grasa ni humedad.
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Tamiza la harina
Cuando tengas las yemas y claras separadas, toma la harina y pásala por un tamiz o por un colador junto a la pizca de sal y el polvo Royal. Tamizar la harina, ayudará para que esta quede perfectamente libre de cualquier suciedad o partícula; además, la dejará más aireada y ligera.
Además de tamizar la harina, algo que debes tener listo es el molde. Toma un molde de unos 36 cm y engrásalo con un poco de aceite en spray o coloca papel vegetal para evitar que se pegue.
Con las proporciones de ingredientes indicadas, dará para un molde de 36 cm, pero puedes ajustar las cantidades y hacer el bizcocho más grande o pequeño.
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Bate las yemas para comenzar con la preparación del bizcocho de vino blanco
Bien, con todo listo, comienza con la preparación del bizcocho de vino blanco. Empieza batiendo las yemas que tienes en el bol con un batidor de varillas eléctrico o con uno manual.
A medida que bates las yemas, añade el azúcar y bate perfectamente hasta lograr que las yemas dupliquen su volumen, queden blanquecinas y las percibas más ligeras. No dejes de batir en ningún momento hasta que consigas esta consistencia.
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Así añades el vino blanco
Cuando tengas las yemas y el azúcar en el conocido como punto letra, y esta mezcla luzca bien cremosa y de color amarillo claro, vierte el aceite de girasol y continúa batiendo. Es muy importante que el aceite sea de girasol u otro vegetal de sabor muy suave. No utilices aceite de oliva, pues este aporta un sabor muy fuerte que tapa el del vino blanco.
Una vez que termines de añadir el aceite y lo tengas perfectamente batido, vierte el vino blanco mientras continúas batiendo. Recuerda que el vino blanco debe ser de buena calidad, y preferiblemente, de aroma afrutado.
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Termina la preparación de la base
Al tener todos los ingredientes mencionados en el bol de las yemas, es momento de agregar la harina previamente tamizada con la sal y polvo de hornear. Para añadir la harina, utiliza un truco sencillo para evitar que vuele por todos lados.
Apaga la batidora, pon la harina y mezcla con las espátulas de la batidora mientras esta se encuentra apagada. Cuando la harina esté humedecida por la mezcla, enciende la batidora e integra perfectamente. Así los polvos no inundarán tu cocina.
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Monta las claras
Al terminar de añadir la harina en el bol con la mezcla base que ya tienes preparada para este rico bizcocho de vino blanco, ha llegado el momento de montar las claras.
Comienza a batir las claras a velocidad baja, así, las burbujas de aire que se formarán serán pequeñas y las claras se sostendrán más, dando la cantidad de aire necesaria para que el bizcocho suba.
Conoce los dos trucos para que un bizcocho te quede perfectamente esponjoso.
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Cómo añadir las claras montadas a la masa del bizcocho de vino blanco
Una vez que las claras estén perfectamente montadas, es el momento de incorporarlas a la mezcla del bizcocho de vino blanco, pero de una manera delicada y pausada para que la esponjosidad sea increíble.
Toma una porción de las claras montadas y añádelas a la mezcla de manera envolvente y con suavidad para incorporar el aire a la masa sin perjudicar ni bajar las claras. Cuando la consistencia sea más espumosa, termina de añadir las claras, igualmente, de manera envolvente.
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Cómo terminar la preparación del bizcocho de vino blanco
Al terminar de añadir las claras montadas a la mezcla inicial, tendrás lista la masa del bizcocho de vino blanco; por lo tanto, solo queda preparar todo para llevarlo a hornear.
Vierte la mezcla en el molde y dale unos golpecitos suaves para que quede bien nivelado y se rompan las burbujas grandes de aire que pueden encontrarse en su interior y que pueden hacer que quede con grandes agujeros por dentro después de hornear.
Lleva el bizcocho de vino blanco al horno precalentado y déjalo por 35 a 40 minutos, hasta que al introducir un palillo, este salga completamente limpio y seco. Retíralo del horno y llévalo a una rejilla para que se enfríe completamente.
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Ideas para disfrutar de este delicioso postre
Este bizcocho queda con una gran esponjosidad y con un dulce y delicado aroma y sabor. Es perfecto para rellenar con cremas dulces, lo puedes humedecer con ricos almíbares y combinar con mermeladas de frutas deliciosas y caseras.
Es tan delicado y sabroso, que lo puedes cubrir con una fina capa de azúcar pulverizada y tendrás un dulce delicioso y delicado para acompañar con café o té; verás como no necesita de nada más para ser perfecto.
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