Vivimos en una época en la que el día no parece tener suficientes horas para todo lo que tenemos que hacer, el tiempo escasea más que nunca, y a la vez estamos mentalmente sobreestimados y sobre informados. La mensajería instantánea forma parte de nuestro día a día, y para reemplazar las llamadas, la plataforma WhatsApp introdujo hace unos años la opción de enviar audios o notas de voz. Esto permitiría a los usuarios, ir al grano en sus mensajes y perder menos tiempo que en una llamada tradicional. [nextpage]
ESCUCHAR AUDIOS AL DOBLE DE VELOCIDAD
Sin embargo, los usuarios empezaron a enviar audios tan largos, que la aplicación tuvo que introducir una nueva función: acelerar la velocidad. Así pues, tenemos la opción de escuchar un mensaje a 1.5X, es decir, un 50% más rápido, y 2x, al doble de velocidad. Esta funcionalidad ya llevaba mucho tiempo disponible en otras plataformas como YouTube, Telegram, iVoox o Spotify, entre otras. [/nextpage] [nextpage]
¿POCO TIEMPO O DEMASIADOS CONTENIDOS?
¿Cuál es el motivo por el que sentimos la necesidad de acelerar los audios y los vídeos? ¿Realmente nos falta tiempo? ¿O más bien tenemos un exceso de contenidos para consumir? ¿Tal vez no hemos acostumbrado a estar permanentemente conectados? Tener varios mensajes pendientes de escuchar, 5 podcasts esperando en cola, 3 videos nuevos de nuestro youtuber preferido y varios capítulos de nuestra serie de cabecera, puede llegar a generar cierta ansiedad. ¿La solución? Aumentar la velocidad de los contenidos. [/nextpage] [nextpage]
CAMBIOS EN LA FORMA DE PROCESAR LA INFORMACIÓN
Algunos profesionales del campo de la neurociencia se han preguntado si este nuevo hábito de consumir audios a gran velocidad, podría llegar a provocar algún tipo de problema o cambio en la estructura del cerebro. Por el momento, no hay evidencias que lo demuestren, pero lo que sí es claro es que sí puede generar cambios en la forma en la que procesamos la información, en la sociedad en la que lo necesitamos todo de forma rápida e inmediata. [/nextpage] [nextpage]
DIFICULTADES PARA LA CONCENTRACIÓN
Uno de los problemas de escuchar los audios a una velocidad superior a la normal es que solo nos centramos en lo esencial y dejamos de lado detalles que pueden ser igual de importantes. Esta forma de prestar atención se podría estar generalizando a cualquier otro aspecto de la vida: en interacciones sociales, tú a tú, en la forma en la que leemos, incluso el hecho de ver una película en el cine, puede hacer que nos impacientemos. A largo plazo, puede hacer que perdamos capacidad de observación, ya que el cerebro, que es muy plástico, se acostumbra a trabajar de determinada manera. [/nextpage] [nextpage]
LOS AUDIOS A VELOCIDAD NORMAL NOS ABURREN
Otro riesgo de escuchar los audios de WhatsApp a velocidad acelerada es que el cerebro termina acostumbrándose a un ritmo que no existe en la vida real. Si a las notas de voz (que intercambiamos a decenas a lo largo de una jornada) le sumamos otros contenidos que consumimos diariamente, nos daremos cuenta de que es realmente muy fácil habituarse a escuchar las voces y los diálogos a más velocidad. El cerebro se acostumbra muy fácilmente a ritmos rápidos y cuando regresa a la vida real, la lentitud de una conversación normal le aburre. [/nextpage] [nextpage]
EXCESO DE ESTÍMULOS
Esto explicaría el hecho de que muchos niños y jóvenes se muestren tan impacientes, y que para tantas personas, concentrarse en actividades “lentas”, como estudiar o leer, resulte mucho más complicado. La forma trepidante y acelerada en la que consumimos información también es la responsable de que muchas personas no sean capaces de ver una película o una serie, sin tener un dispositivo en la mano para consultar de vez en cuando. [/nextpage] [nextpage]
LOS AUDIOS ACELERADOS Y EL TDAH
Hay expertos que se han planteado si estos hábitos con los audios podrían llegar a derivar un trastorno de déficit de atención o hiperactividad (TDAH), aunque han concluido que por el momento no se puede establecer una relación directa con los cambios que está experimentando la sociedad digital en la forma de comunicarnos e intercambiar información. Pero aunque estas pautas no se consideren como un posible desencadenante de TDAH, sí que pueden agravar los síntomas de quien lo padece. [/nextpage] [nextpage]
LOS PODFASTERS
Este hábito es, en la actualidad, generacional, ya que se da especialmente entre la población más joven, en el contexto de una sociedad cuyas exigencias de productividad son cada vez más asfixiantes, y la que nos hemos acostumbrado a estímulos rápidos, historias breves de segundos, y placeres inmediatos. De esto ha surgido el término podfasters, que hace referencia a personas que consumen el ocio a gran velocidad. [/nextpage] [nextpage]
FOMO, EL MIEDO A PERDERSE ALGO
Algunos productores de podcasts ya están reconociendo que el hábito del speed listening está afectando también a su forma de trabajar. Muchos ya intentan ralentizar el guion teniendo en cuenta que los audios se van a reproducir a 2x, o escogen música que al acelerarla no se distorsione demasiado. Detrás de todo esto se encuentra el FOMO (Fear Of Missing Out), ese miedo a perderse algo, a no estar al día en novedades culturales, en las últimas polémicas de redes sociales, etc. [/nextpage]
