Después de días, semanas, meses, o incluso años de trabajo duro y sin pausa, somos merecedores de pequeños premios. Esos premios, nos permiten relajarnos y olvidarnos por un momento de todos los problemas que han llegado a nuestra vida. En este caso, unas manos mágicas nos pueden llevar del infierno al cielo, permitiéndonos desatar todos los nudos que tensan nuestra vida. Las manos de los masajistas, deberían ser sagradas, pues con su tacto y movimiento, no solo relajan todo nuestro cuerpo, también nos permite entrar en un espacio de confianza.
¡Pausa! ¿Qué tanta confianza puedes tener con tu masajista? Te aseguramos que, con los masajistas, la confianza es necesaria, pero un exceso de ella puede ser perjudicial. Entre sus servicios, es inevitable el contacto físico, lo que a veces puede ser un problema. Algunos clientes que acuden a los masajistas; gracias a ese contacto, se sienten en mucha confianza, no logran controlar sus instintos y causan problemas o situaciones incómodas, que a ninguno de los trabajadores les agrada.
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5Los ancianos también pueden ser abusivos

Cuando llegan a colmar la paciencia a los masajistas, no hay nadie que los calme. Aunque ellos, al ya tener mucha experiencia con los clientes abusivos, tienen el don de la paciencia muy cultivado, nunca falta un cliente que quiera propasarse.
Una de los masajistas, que es fisioterapeuta profesional, estaba tratando a un anciano. Ya lo había hecho antes, y no había tenido malas experiencias. La sorpresa y el disgusto llegaron, cuando el anciano creyó que podía besarla. Lógicamente la fisioterapeuta reaccionó violentamente, empujándolo con todas sus fuerzas, había perdido la paciencia, no le importaba que se hiciera daño o que la demandara.
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