No están siendo días fáciles para Belén Esteban. Tras su terrible caída en directo en ‘Sálvame’ por la que sufrió una rotura de tibia y peroné, la colaboradora ha visto completamente paralizados sus compromisos personales y profesionales y no será hasta dentro de 6 u 8 semanas – la friolera de dos meses – cuando la ‘princesa del pueblo’ pueda recuperar la normalidad.
A pesar de que en un primer momento se pensó que Belén no tendría que pasar por quirófano, las pruebas médicas a las que se sometía 24 horas después de su fatal caída no dejaban lugar a dudas; se cumplían los peores presagios y tendría que ser operada.
Devastada por la mala pata (nunca mejor dicho) que ha tenido en el mejor momento de su vida – ya que en las próximas semanas iba a lanzar sus nuevos productos alimenticios de ‘Los sabores de la Esteban – la ex de Jesulín de Ubrique tiene fuertes dolores y esta muy desanimada, por lo que ni siquiera coge el teléfono a sus amigos más cercanos.
Este martes veíamos a Belén, arropada por el que se ha convertido en su gran apoyo en estos durísimos momentos, Miguel Marcos, acudiendo a la revisión médica en la que descubría que tendría que ser operada. Después de varias horas en el hospital, la colaboradora regresaba a su domicilio en ambulancia y evitando a toda costa que los fotógrafos captaran el momento ocultándose bajo una sábana y protagonizando una imagen bastante surrealista.
Un modus operandi que ha repetido este jueves, cuando ha ingresado a primera hora en un hospital de la capital para pasar por quirófano tras su rotura de tibia y peroné. Acompañada por su marido, que ha supervisado personalmente el traslado, Belén ha entrado en el centro en camilla, oculta bajo una manta gris que solo nos dejaba ver parte de su rubia melena.
Mientras Miguel, visiblemente preocupado, pedía respeto y calma a los medios de comunicación congregados a las puertas del hospital, la colaboradora sujetaba con firmeza la manta para no ser vista, aunque hemos podido escucharla lamentándose de su dolor: «¡El pie, el pie!».