La Asociación Clara Campoamor se adhiere a las diligencias pedidas por las familias de la niñas de Aguilar

La Asociación Clara Campoamor, que también ejerce la acusación particular en el caso de las niñas de Aguilar de Campoo desaparecidas hace treinta años en Reinosa, se ha adherido a las nuevas diligencias solicitadas por las familias de Manuela Torres y Virginia Guerrero, tras las practicadas durante el secreto de las actuaciones después de la reapertura del caso, el verano pasado y con motivo de una nueva línea de investigación.

La asociación suscribe así y apoya todas las peticiones de los familiares de las menores, que tenían 13 y 14 años cuando fueron vistas por última vez, en abril de 1992, haciendo auto-stop para regresar de la localidad cántabra a la palentina después de una fiesta.

Los representantes legales de los familiares de las niñas remitieron la semana pasada al Juzgado número 2 de Cervera de Pisuerga (Palencia) que instruye el caso las alegaciones derivadas de la investigación llevada a cabo la Guardia Civil durante los casi seis meses de secreto de sumario.

Junto a las mismas, pedían a la jueza instructora que autorizara la práctica de una serie de diligencias que consideran «de sumo interés para avanzar en este caso», y después de entender como «insuficientes» las actuaciones llevadas a cabo durante el secreto de las actuaciones.

En este despacho son partidarios, además, de reiterar otras pesquisas que ya fueron planteadas en el Informe Criminológico presentado con anterioridad ante la autoridad judicial, que acordó la reabrir la causa en junio de 2021.

Los abogados de los allegados a las víctimas esperan que todas las diligencias interesadas sean autorizadas para esclarecer la desaparición de Manuela y Virginia, dar con el autor o autores implicados en la misma y saber qué ocurrió, y en su pretensión cuentan con el respaldo de los letrados de la Asociación Clara Campoamor.

MÁS DE 7.000 VEHÍCULOS RASTREADOS

La Guardia Civil rastreó más de 7.400 vehículos Seat 127 desde la reapertura de la investigación por la jueza titular, meses después de que una mujer alertara en un programa de televisión de que un año antes de la desaparición de ambas menores y en la misma zona donde se les perdió la pista había escapado de un varón a cuyo Seat 127 blanco se había subido.

En concreto, desde que se retomaron las actuaciones, cuyo secreto fue levantado a principios de marzo por la magistrada, la Benemérita ha inspeccionado un total de 7.414 coches de ese mismo modelo y marca en seis provincias, 68 de ellos en la misma zona en la que Virginia y Manuela fueron vistas por última vez.

Entre las pesquisas realizadas figura además la toma de declaración por parte de los agentes al propietario del 127 al que se subió la denunciante -que curiosamente no es blanco, sino de color marrón-. Si bien fue plenamente identificado, ha sido desvinculado del caso tras haber sido incluso ‘pinchado’ su teléfono y la instalación de un dispositivo de seguimiento en su actual turismo.

Las investigaciones desde entonces han llevado al instituto armado a hacer lo propio, con la toma de declaración, escuchas telefónicas e instalación de dispositivos de seguimiento en sus vehículos a las tres personas que en su momento fueron también investigadas por estos hechos, pero igualmente sin resultado alguno.

REAPERTURA DEL CASO Y SECRETO DE SUMARIO

Desde que se reabrió la causa, la magistrada había venido prorrogando el secreto de las actuaciones por periodos de un mes, salvo en la última ocasión, cuando lo acordó solo por veinte días más.

Y en la anterior vez, lo decretó para todas las partes personadas -las familias y la Asociación Clara Campoamor- a excepción de la Fiscalía, que continuó así informada junto a la jueza de las averiguaciones de la Guardia Civil palentina.

La reapertura del caso se decidió por una nueva línea de investigación surgida a raíz de la difusión, en febrero del año pasado, de una información en un programa de televisión recordando esta desaparición y solicitando colaboración ciudadana.

A partir de esa noticia se produjo una llamada de una mujer a la que, un año antes de la desaparición de Virginia y Manuela, había sucedido algo parecido, también cuando hacía autostop en compañía de una amiga con la que regresaba de unas fiestas.

Sin embargo, en aquella ocasión ambas lograron escapar del vehículo -de las mismas características en el que al parecer se subieron Virginia y Manuela cuando fueron vistas por última vez-, aunque no denunciaron nada porque al igual que las menores de Aguilar habían salido de casa sin el permiso de sus padres.

Por tanto, casi tres décadas después de lo ocurrido y tras ver el citado programa de televisión, esa mujer decidió denunciar los hechos ante la Guardia Civil y se acordó así la reapertura de las actuaciones judiciales.