Hacer un risotto puede sonar complicado; sin embargo, no lo es, y mucho menos cuando se trata de un delicioso y sencillo risotto a la parmesana. Hacerlo es bastante fácil; siguiendo algunos pasos y utilizando pocos ingredientes tendrás un platillo para sorprender a todos a la hora de comer.
Añade el caldo para terminar la cocción del risotto a la parmesana
Una vez que le vino blanco se haya secado, es el momento de añadir el caldo de pollo. Este no debes verterlo de una sola vez, por el contrario, la forma de añadirlo es de media taza.
Agrega media taza de caldo y sin dejar de remover espera que el líquido se seque. Cada vez que el arroz absorba el líquido, vierte de nuevo. Repite este procedimiento hasta que al probar el grano lo percibas al dente; es decir, ni muy blando, ni muy duro.
Consejos para disfrutar a lo grande del sabor del risotto a la parmesana
El risotto a la parmesana debes retirarlo del fuego apenas esté en su punto y servirlo caliente. Si dejas pasar mucho tiempo, se secará y se volverá desagradable.
Ya estando fuera del fuego añade un poco de sal, pimienta negra recién molida, la mantequilla restante y el queso parmesano rallado. Remueve todo hasta lograr que la mantequilla se derrita completamente y se integren todos los ingredientes. Al servirlo espolvorea un poco de parmesano rallado y si lo deseas un poco de perejil finamente picado.