El pisto manchego es un plato que admite muchas variantes. Al fin y al cabo se trata de un plato de aprovechamiento típico de la cocina tradicional de Castilla la Mancha. Se trata de un plato que destaca por su versatilidad, puede funcionar tanto como entrante, como de primer plato (especialmente si se le añade un huevo frito por encima) e incluso de guarnición de otros platos.
En su origen, el pisto manchego era un plato que consumían los trabajadores del campo, se trataba del mejor medio para aprovechar las diferentes verduras de la huerta. Es un plato que está bueno tanto frío como caliente. Hasta el siglo XVI el tomate no llegó a España, en el s. XVIII ya se utilizaba con frecuencia, de modo que comenzó a agregarse al pisto, consiguiendo con su dulzor y acidez mejorar mucho la receta.
3Con qué acompañar el pisto manchego

Como hemos dicho es un plato muy versátil. Perfectamente puede comerse una vez que se ha terminado su elaboración. Pero es cierto que por lo general es un plato que está más rico cuando ha posado un tiempo, de ese modo se consigue que los sabores se integren mejor unos con otros. Además se puede comer frío o incluso calentarlo sin que pierda su textura.
Si has hecho mucha cantidad debes saber que lo puedes congelar. Procura guardarlo en porciones para ir sacándolo según lo vayas a consumir. Si lo guardas en la nevera durará aproximadamente unos cuatro días en perfecto estado.
El pisto puede tomarse como guarnición tanto de carnes como de pescados. Es también perfecto para tomar sobre unas rebanadas de pan tostado. Puedes probarlo también como relleno de empanadas y empanadillas o como acompañante de una buena tortilla. Y como hemos dicho solo con un huevo frito resulta delicioso.